A vueltas con el Rugby Gradual


Son ya varias las voces que se cuestionan la reglamentación establecida para el desarrollo del rugby en el llamado Rugby Gradual así como la correcta o incorrecta aplicación por parte de los árbitros que dirigen los encuentros de estas categorías. Quisiera unirme a estas voces para intentar aportar si no luz, al menos mi punto de vista.
Mi conocimiento se limita a lo que ocurre en Madrid, que es lo que he visto durante toda la temporada pasada y parte de esta. En Madrid, cada quince días, la FRM organiza jornadas para sub 12, sub 10 y sub 8, reguladas por la propia FRM y a las que se designan árbitros por parte del Comité Técnico de Arbitros de la FRM. Las primeras jornadas (hasta enero) son de carácter no competitivo, no teniéndose en cuenta los resultados de cara a ninguna clasificación. A partir de enero y debido a la exigencia de la Comunidad de Madrid de proclamar campeones (es la gabela de la subvención), las jornadas tienen carácter competitivo.
Debido al enorme número de clubes que se inscriben en las jornadas (varios de ellos con dos equipos y alguno a veces con tres) estas se dividen en dos instalaciones. Habitualmente los sub 12 disputan sus jornadas en las instalaciones de Puerta Hierro donde se habilitan tres campos con las medidas adecuadas a la categoría y los sub 10 y sub 8 juegan en las instalaciones de Orcasitas. Lo normal en el caso de los sub 10 y sub 8 es la necesidad de entre 5 y 7 campos para disputar todos los encuentros de cada jornada.
Dada la cantidad de encuentros a disputarse, se hace necesario disponer de un número adecuado de árbitros. Este suele estar entre los 10 y los 14. La última jornada, el pasado sábado, requirió de 12: 8 en una instalación y 4 en otra.
Estas puntualizaciones que pueden parecer mera estadística tienen el objeto de que se pueda apreciar la magnitud de lo que estamos hablando.
Al margen de esto, las jornadas de competición en la Federación de Rugby de Madrid oscilan entre los 40 y los 55 partidos cada fin de semana. Esto viene a dar idea del volumen de árbitros necesarios para poder cubrir adecuadamente todas las competiciones.
Con este escenario, se hace patente la dificultad de designar árbitros para todas las competiciones. Pero se consigue. Hasta la fecha y desde que comenzó la competición, tan sólo un encuentro se ha quedado sin árbitro. De cerca de 400 disputados. Y esto es así porque en las últimas temporadas ha crecido de manera espectacular el número de árbitros. Hemos pasado de iniciar la temporada 2009-10 con unos 20 árbitros a los 83 que actualmente tienen licencia en vigor y están arbitrando. Pero claro, esto tiene un coste… o varios. Y uno de ellos es la inexperiencia de gran parte de la “plantilla” arbitral. Cada temporada se incorporan nuevos (y jóvenes) árbitros… que no tienen más remedio que formarse. Y es lógico que lo hagan con el rugby de formación. Parece que todo el mundo tiene claro que los jugadores tienen que formarse, que no nacen sabiendo jugar. Pues con los árbitros es lo mismo. Y parece natural que lo hagan dirigiendo encuentros en estas jornadas, que resultan un entorno menos “hostil” que un partido de tercera o cuarta regional en el que se encuentran solos frente a treinta jugadores, en muchos casos con pocas (o ninguna) intención de ponerles las cosas fáciles. En las jornadas se encuentran con que además de estar con otros compañeros, el CTA designa un responsable arbitral cuya misión es asesorar a los árbitros y resolver las dudas reglamentarias o de criterio que puedan surgir sobre la marcha durante la jornada. Todo esto permite a los árbitros noveles ir superando el “miedo escénico”. De hecho, es notoria la evolución de la mayoría de ellos desde el comienzo de la temporada hasta el final de la misma.
Pero comenten errores. Por supuesto.
Porque el “entorno amable” no lo es tanto, ya que lo mismo que es positivo para el RUGBY con mayúsculas: la cantidad de equipos y niños, los seguidores, los padres, la gente, el bullicio… provoca estrés en los inexpertos. A eso hay que añadirle la propia inexperiencia, las lagunas de reglamento, el que las reglas de los pequeños no son iguales que las de los mayores, que los sub 8 tienen un reglamento distinto que los sub 10… y tenemos el caldo de cultivo para que se comentan errores. ¿Cuáles son los más habituales? Pues lo primero, dejar claro que la normativa aplicable durante estas jornadas, competitivas o no, es la recogida en el reglamento de Rugby Gradual y esta es la que se traslada a los árbitros por parte del CTA. Y con esto en la mano, el primer error de todos los novatos, es de forma: conforme al Reglamento de Rugby Gradual, los entrenadores (educadores) de sub 8 y sub 10 deben permanecer EN LA ZONA DE MARCA. Y salvo honrosas excepciones, los educadores en muchos casos pretenden manejar a los niños con joystick, o ser medio melés, no me queda muy claro. Y si bien suelen dedicarse a “alentar” a los jugadores, son un elemento más de distracción para los árbitros. Y en ocasiones, de estorbo para jugadores propios y ajenos.
Pero yendo al grano. ¿Qué errores técnicos son los que más se ven? Pues podría enumerar:
1-Falta de consistencia entre los diferentes árbitros en cuanto a la forma de puesta en juego. Y excesiva demora en las mismas.
2-Olvido de la prohibición del hand off.
3-Permitir las montoneras y agrupamientos de “todos contra todos” con el balón bloqueado.
4-Permitir que los jugadores lo hagan desde “campo contrario”. En fuera de juego, vamos.
5-La melé en sub 10.

¿Soluciones?
Por supuesto, todo pasa por el seguimiento de los árbitros e insistir en el conocimiento de la regla específica de la categoría y en su cumplimiento. Con eso, se evitarán los problemas con el hand off y de fuera de juego.
Sobre el problema de las montoneras y los agrupamientos eternos, la solución pasa por lo mismo y es lo que se traslada a los árbitros. Si no se consigue que el balón esté disponible rápidamente, es mejor detener el juego y reiniciarlo de manera ordenada. Y eso lleva al siguiente problema: la puesta en juego. A mi modo de ver, tanto la melé (sobre todo en sub 10) y las puestas en juego deben ser revisadas.
En cuanto a la melé; o bien se suprime en sub 10 o TODOS, entrenadores y árbitros nos tomamos en serio su ejecución. No hay un partido en el que se forme una melé correctamente. Para lo que se hace, valdría igual que los ocho niños se juntaran en un corro y al “un, dos, tres, ¡ya!” salieran corriendo a su campo. Los integrantes de la melé ni se agarran, ni se agachan, ni se colocan… ni parecen saber para qué están ahí. Si es inútil, que se suprima. Y si no, que empiece a trabajarse. Porque hoy por hoy, lo único que consigue es una ralentización del juego y una pérdida de tiempo constante. Porque hay muchas.
Sobre las “puestas en juego”. Pues es más de lo mismo. Las normas actuales pretendían que se agilizara el juego… y lo único que han conseguido es ralentizarlo. Desde luego, los árbitros tienen que ser dinámicos a la hora de poner la pelota, marcar la distancia e iniciar la puesta en juego. Pero la propia regla no ayuda. En mi opinión, un saque tipo rugby league en el que el portador tenga que “talonar” la pelota y otro jugador tenga que dar un pase agilizaría más el juego.
Lo que me parece seguro es que se hace necesaria una revisión de la normativa por parte de todos los estamentos de cara a clarificar o modificar la reglamentación.
En cualquier caso, el CTA de la Federación de Madrid ya está dando pasos en este sentido y ya hizo una propuesta a la Dirección Técnica de cara a posibles modificaciones/mejoras/cambios… en el Reglamento de Rugby Gradual. Además, ha abierto la posibilidad de, en colaboración con algunos de los principales clubes de Madrid realizar experiencias “piloto” de posibles modificaciones en torneos amistosos para ver la idoneidad de su incorporación al Reglamento de Rugby Gradual.

Ah. Y la regla que seguro, seguro, todos los niños saben es que el balón sólo puede pasarse para atrás. Y que si se cae hacia delante es “falta”. Así que, los adelantados “pequeñitos” o son ventaja para el no infractor, que ayuda a la continuidad… o debe reiniciarse el juego. 

¿Juventud divino tesoro o la experiencia es un grado?

La SANZAR acaba de hacer pública la relación de árbitros para la temporada 2013 de Super Rugby. Con algunas sorpresas. Se mantienen por supuesto los "primeros espadas" de cada unión: Craig Joubert, Chris Pollock y Steve Walsh. Curioso lo de Walsh, neocelandes y número 1 de Australia. Continúa en la brecha el sudafricano Jonathan Kaplan, uno de los mejores de la última década. 
Las "sorpresas" nos las encontramos con el mantenimiento del argentino Francisco Pastrana (la política es la política) quien ya hizo su debut la pasada temporada, la rentree del australiano James Leckie... y la inclusión de un viejo conocido, el también australiano Rohan Hoffman. Resulta curioso lo de Hoffman; australiano de nacimiento, vivió durante muchos años en Portugal, donde alcanzó la internacionalidad tanto en XV como en VII, llegando a ser capitán de "Os Lobos". Terminando su carrera decidió hacerse árbitro (con más de 30 años) en Portugal y gracias a los buenos oficios de sus "mentores"  alcanzó la internacionalidad (con 38 años) dirigiendo un Mónaco-Bosnia el 11 de octubre de 2008. Y ahora, con 41 años, toca techo en el rugby profesional entrando en el panel de la SANZAR para la próxima temporada. 
Va a ser verdad que la experiencia es un grado. 

El panel completo: 

Sudáfrica: Craig Joubert, Jaco Peyper, Jonathan Kaplan, Lourens van der Merwe, Stuart Berry, Jason Jaftha

Nueva Zelanda: Chris Pollock, Glen Jackson, Garratt Williamson, Jonathon White, Mike Fraser, Nick Briant
Australia: Steve Walsh, Andrew Lees, Angus Gardner, James Leckie, Rohan Hoffman
Argentina: Francisco Pastrana