Uruguay también existe (III)

Sábado 7

Por fin sábado. Arriba tempranito, desayuno y... otro viaje a Carrasco. En las mismas condiciones, por supuesto. Como piojos en costura en la furgoneta. Menos mal que habían cogido tres para trasladarnos a los árbitros. Y gracias a que Ricardo Ponce de León estaba por la labor de hacer de chófer de ida y vuelta todo el fin de semana, que si no...
En fin, que llegamos a Carrasco y reunión previa en el campo. “Hay muchos partidos, pero también somos muchos árbitros, así que tocaremos algunos a 2 y otros a 3 durante el día de hoy”. El Turco Cohen dixit. Yo hice 6, así que las cuentas no me salen.
Bueno, designaciones, reparto por los campos y al pito.
Se me olvidaba un pequeño detalle del día anterior. Partido Carrasco Polo-Los 50 de Tandil. Los dos de rayas azul y blanco. Buen comienzo.
Sábado por la mañana, primer partido: British School-La Olla (sin rima): los dos... de verde.
Sábado por la mañana, segundo partido: British School (sólo éramos 40 árbitros y 600 equipos, no es tan raro repetir, digo yo)-Salto: los dos... sí, efectivamente... de verde.
Afortunadamente allí paró la cosa.
El día iba avanzando, sin prisa pero sin pausa. Ya sabéis la dinámica de los torneos: partido, zona de reunión, descanso, agua, paseo a ver partidos y árbitros...
Al medio día el sol ya pegaba como si fuera a acabarse y eso que aún no es verano. El mejor sitio para estar: a la sombra de la carpa. Fuera de ahí, a sudar como un cerdo. Ya llevo dos partidos de 15 y un seven femenino. Medio día... tiene pinta de que no me queda nada, total, ya llevo tres partidos. Pero claro, ya que pasas por la mesa de control....toma otro. Bueno, vale, a esto hemos venido. Dos y dos. Empiezan a pesar las piernas. Los partidos de 15 son de media hora, por las dudas.
Me voy al campo 6, donde se juega el seven. Por cierto, varios equipos de buen nivel: el SPAC de Brasil, campeón a la postre; Valentin VII, combinado de jugadoras brasileñas y uruguayas (donde debía haber jugado la capitana de Brasil; lástima que hizo la de Cañizares y el jueves por la noche se cortó el pie... en la piscina del hotel); la selección de Argentina, con tres equipos...
En fin, que allí estoy viendo los partidos y, hete aquí que saltan dos equipos al campo pero... ¿y el árbitro?. Estábamos tres allí: “bueno pita tú”; “yo no puedo, que tengo el siguiente”; “pues yo tengo el siguiente al tuyo”; “¿éste no era de Pesce?”... ¿a que os suena?. Total; que a alguien se le ocurre que lo haga Ponce de León. Que no estaba allí para arbitrar, a pesar de ser uno de los mejores árbitros de Argentina. No problemo, se quita la sudadera y en pantalón de chandal y zapatillas a hacerse el partidito.
Pero es que el siguiente partido... lo mismo. Ya sólo quedábamos allí Gustavo Gerbasi y yo... y él hacía el siguiente, así que...
Es lo bonito de los Torneos, que la gente se va borrando. A todo esto, no podía dejar pasar yo un torneo sin mi tradicional paso por el fisio. Ya sabéis, es lo que tenemos los blandos.
Y así, así, fue pasando la tarde hasta eso de las 19 horas. Total: 3 partidos de 15 y 3 de seven. Y luego nos quejamos del Seven del Cisneros. También es cierto que hubo unos cuantos que hicieron muuuuuchos menos, ¿verdad Francisco?
Y, de nuevo, vuelta al hotel (¿y van...?). Y a medio camino, fenómenos extraños: atasco en Montevideo, debido a la 10kms.Nike. Según Francisco, él ha visto tres atascos en su vida en Montevideo... contando con éste. Como una hora de viaje en la lata de sardinas. Porque claro, lo de mejorar la logística, para qué. Si así además nos hacíamos más amiguitos. Y por cierto, todo el viaje Ponce de León ¡sin parar de rajar!; incombustible, inasequible al desaliento parida tras parida. Os juro que nunca vi cosa igual; qué manera de enebrar una gilipollez con otra. Al menos el viaje se hizo ameno.
Por fin, llegamos al hotel... y a darse prisa, que en una hora volvían a recogernos para ir...¡sí, acertado!, a Carrasco otra vez, ahora para la cena de árbitros. Soy capaz de ir y volver con los ojos cerrados... y por caminos diferentes.
Llegamos al club y cena “formal”, sentaditos a la mesa, como si fuéramos buenos. Cena amenizada por un humorista profesional (Gustav), verdaderamente divertido y por las canciones de Laureana, árbitro de Mar del Plata y dotada de una excepcional voz.
Y ceremonia de “nominaciones”: Federico Cuesta, “Enzo” Cosse y Hernán “Toti” Iglesias, nominados... a no volver más al Torneo. Perdió Toti. Me juran que ha habido años que de verdad al nominado no le han dejado volver. Todo parecía de coña y muy buen rollo, pero yo no me fiaría. Paraporsi.
Acabada la cena.... una copa allí... y retorno a la civilización. Vuelta al hotel a dejar efectivos. Los irreductibles consideramos que áun es pronto y nos encaminamos a lo que llaman Ciudad Vieja que es, como su propio nombre indica, el casco antiguo de Montevideo, lugar de comederos y bebederos varios. Sólo seis aguantábamos, de los cuales no daré los nombres para no avergonzarlos; así que, Valeria, Laureana, Francisco, Miguel y Mario, estad tranquilos.
Lo estábamos pasando tan mal que a las 12’30 ya estábamos de vuelta en el hotel. Además, todavía nos quedaba la jornada del domingo.
Que será para otro día.

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