Vamos fatal de hora!

El viernes a las 17 horas se ponía en marcha el comando Madrid en dirección a Sevilla para asistir a la boda de Rafael Ortega (por fin hemos casado al niño).
José Alberto, Manolo y José Ignacio componían la partida. El viaje empieza mal porque mientras José Ignacio está esperando a que le recojan recibe la llamada de José Alberto: “Oye, que me voy a retrasar, que no veas que movida para salir de Majadahonda...”
Al final era una exageración y el retraso no fue más de 10 de minutos. El terceto se completa recogiendo a Manolo en Atocha y de ahí, A-IV/M45/A-V sin más contratiempo que José Alberto pretendía pagar el peaje con la tarjeta de la Barbie y claro, así no.
En fin, sin nada digno de reseñar llegamos a Sevilla a eso de las 22 horas. Alojamiento en el Hotel Alcora. Llegamos, dejamos las maletas y taxi a Sevilla, que el hotel estaba digamos, retirado. Tan retirado como que estaba en San Juan de Aznalfarache.
Unas tapitas por Santa Cruz y allí esperamos al valenciano Rubén Jiménez que llegaba en avión un pelín más tarde.
Posteriormente, recibimos llamada telefónica y quedamos con Thelma y Louise, que llevaban en Sevilla desde el mediodía. Lógicamente, habían tenido que ir a echarse una siesta para recuperarse un poco del viaje en coche y de las manzanillas que se habían tomado a la hora de comer.
Se ve que no habían descansado mucho, porque Thelma decidió que se iba al hotel. Preguntado sobre si sabría llegar, saca una tarjeta ¡de la Discoteca Recuerdos! de Madrid, con el número de habitación anotado. Menos mal que José Alberto informó debidamente al taxista de dónde estábamos alojados.
Unas cervezas y un par de Legendarios después nos volvíamos al hotel, que al día siguiente la cosa prometía ser larga y dura.
A todo esto, José Alberto empieza a tocar los cojones pretendiendo bajar a buscar a Toni Rigat al aeropuerto ¡a las 8’30 de la mañana!. No hubiera pasado nada en caso de dormir solo, pero empezó a haber protestas de los compañeros de habitación hasta que Txerra tuvo la idea: “Hostias, que se coja un taxi y ya se lo pagamos entre todos”. Dicho y hecho, recolecta de 5 pavos por cabeza y llamada a Toni: “Toni, que te cojas un taxi, que ya te lo pagamos nosotros”. Pero como se nota de dónde es Toni. Ni por esas; de adelantar dinero ni hablar. No debía fiarse, porque decidió ir en metro y al final, José Alberto tuvo que ir a buscarle al metro y subirle al hotel para que se cambiara. Total, que como decía el propio José Alberto: “Vamos fatal de hora”.

A las 10’45, según algunos, venían a recogernos para llevarnos a la boda en bus. Pero antes había que desayunar. Y así lo hicimos. Y un rato después, ya vestidos de personas, volvemos a encaminar nuestros pasos a la cafetería. Y nos encontramos con Mikel: “¿Dónde váis?”.
-“A por unos cereales”.
-“Pues voy con vosotros”. Pobre. Creyó que íbamos a desayunar de verdad. No pensaba que íbamos a pedir cereales... en botella.
El autobús, siguiendo el plan establecido... no estaba allí a las 10’45... ni a las 11’15... ni a las 11’30. Ahora sí que íbamos fatal de hora.
Finalmente llega y nos traslada a Espartinas, donde se celebraba la boda. Y menuda estafa. Ni un bar en 500 metros a la redonda. Jodó, que no tuvimos más remedio que entrar en la iglesia.

Después de eso, traslado al coctel/lunch y a la comida. Todo muy bien y en su justa medida. Incluso el pastel “Testimonial” de Boda. Como le dijo Mikel a Manolo: “Coño Manolo, como va a ser tu arbitraje a partir de ahora, testimonial”. Eso sí, le prometió que se iba a divertir muchísimo.

Después de la comida y como es preceptivo, esa barra libre. Y ese Mikel bailando. Un artista. Hasta las 21 horas aguantamos. No pudiendo más, nos cogimos un par de taxis los madrileños, el catalán y el catalán del sur y nos fuimos al hotel... a ver el Madrid-Barça. Ya lo siento, Manolo.
A la finalización del partido, rilada general, excepto J.A. y J.I., que deciden que aún es hora de darse un paseo y tomarse un par de refrescos. Tampoco dio para mucho más, que el día había sido largo.
El viaje de vuelta, sin incidentes dignos de mención. Nos levantamos a una prudencial hora (9’30) y a eso de las 14’45 se entraba en Madrid para poder hacer una tarde familiar de sofá y televisión, que siempre suma puntos.

Podemos confirmar que Rafa está casado.

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