Abrantes Dia 3 ...... El día D

Nueva entrega del viaje a tierras portuguesas del diputado Mirat:

El día del partido amaneció demasiado pronto para algunos, lo que obligó a una ducha rápida y desayuno exactamente igual que el del día anterior. El tema de la comida empezaba a ser mosqueante.

Después, mientras los jugadores entrenaban conjuntamente, los árbitros atendíamos a las explicaciones de Philip para el control de la melé. Al finalizar, nueva visita a la playa para una terapia de cuasicongelación, que sirvió para revitalizar cuerpo y mente, mejor incluso que el Red Bull.

Cuando ya empezábamos a tornar en un colorcillo azul sospechoso, decidimos regresar a la posada para comer, y si, efectivamente, lo habéis adivinado, para comer teníamos exactamente la misma comida, arroz y pollo. Y aquí fue cuando el medico de la expedición decidió explicarle a la cocinera de forma muy gráfica lo poco acertada de la dieta que estaba suministrando a los jugadores, lo cual añadido a la tensión por el partido de la tarde, hizo que se montara una de las gordas.

Tras la supuesta comida, una siestecita y directos al estadio. Nos esperaban dos partidos de dos tiempos de 20 cada uno. La forma de arbitraje, 10’ cada uno, dejando el último tramo al árbitro FIRA para que aprendiésemos algo.

Del partido, pues se vio en la primera jugada que no íbamos a tener más color que el azul de la española, ya que la B de Portugal era muy inferior física y técnicamente, con lo cual les acabaron cascando 22-0 y 19-0.

El arbitraje, aunque corto, se puede decir que en líneas generales se notaron los consejos del francés. A destacar lo energúmenos que pueden llegar a ser los entrenadores portugueses, unas joyas, el mejor ejemplo para sus chavales.

Tras los partidos, se decidió ir directamente al albergue donde degustar nuevamente la misma cena de días anteriores, pasta y carne de cerdo, asaltar el pequeño bar del albergue y tratar de acabar con el pequeño fondo que pusimos el primer día y que parecía inagotable.

Tras esto tratamos de conciliar el sueño hasta que un pequeño comando con apoyo de la inocente fisioterapeuta intentó adentrarse en nuestro territorio. Solo diré que el enemigo huyó despavorido con solo sentir nuestra presencia.

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