Uruguay también existe (y IV)



Domingo/Lunes




Por fin, domingo. Arriba otra vez, desayuno rápido y vuelta al campo. Otra vez a la furgoneta, bien apretaditos. Total, una vez más, que más da. Si ya nos hemos acostumbrado.


Vuelta a Carrasco Polo y a los campos, con pelín de prisa. Hoy ya son eliminatorias, partidos más apretados y con más tensión. A pesar de todo, curiosamente (o no), no hay protestas desde los laterales del campo, ni gritos, ni nada de todo eso a lo que nos hemos (mal) acostumbrado.


Dos partiditos y un J.L. y parece que estoy limpio de polvo y paja. Francisco lleva rato escaqueado. Lo que no le sirve para comerse conmigo como árbitros asistentes la final sub 15.

Pero ya es el final. Quedan sólo las finales de todo y tienen dueño, así que, por fin, a la ducha y a comer mientras disfrutamos de las finales de oro en el campo 1.
Las cosas acaban como deben y Carrasco Polo gana las finales sub 17 y sub 19; British School la final sub 15 y las chicas del SPAC de Brasil la final del seven femenino.
Empiezan las despedidas, que la gente, aunque dentro del mismo continente, vive lejos. Los paraguayos se ven y la mayoría de argentinos también. El elenco se va viendo reducido. Pero aún nos queda tiempo. Queremos unos cuantos volver al hotel a descansar un rato, pero empieza el lío del transporte. Nadie sabe qué ha pasado con las furgonetas, así que no tenemos más remedio que Francisco, Gonzalo el chileno, Henrique el brasileño y yo, que cogernos un taxi al hotel. Una vez allí, dejar las bolsas y lo dicho, estirar las piernas horizontalmente un rato.
A la noche, vuelta a Carrasco para la fiesta final. Comida y bebida y más despedidas. A la mayoría no los volveré a ver más.
Cuando la cosa fue decayendo, se inician movimientos para jarrearse en algún local, pero tras dos intentonas fallidas, decido que ya es bastante para mí. Esa camaaaaa. Y sin prisas para madrugar al día siguiente.
El lunes pasa rápido. Nos levantamos medianamente tarde y salimos a dar una vuelta para conocer algo más de Montevideo; unas compras; comida sentados como personas tranquilitos y regreso al hotel donde nos esperaba Gustavo Gerbasi para llevarme al aeropuerto. Tras los trámites aeroportuarios pertinentes y, a pesar de Iberia, salida también "on time".
Del viaje de vuelta recuerdo poco porque, lógicamente, dormí gran parte del mismo. Sin contratiempos y llegada en hora.
Fin del viaje sin incidentes dignos de mención.
Agradecimientos: a Francisco por la iniciativa de éste proyecto de intercambio y por su hospitalidad; a Santiago Slinge y todo el Carrasco Polo Club por la invitación al Torneo y su trato durante éstos días; y a todos los compañeros árbitros de distintas nacionalidades por un fin de semana inolvidable.
Volveremos.


* Fotos cortesía de Gonzalo Troncoso

Uruguay también existe (III)

Sábado 7

Por fin sábado. Arriba tempranito, desayuno y... otro viaje a Carrasco. En las mismas condiciones, por supuesto. Como piojos en costura en la furgoneta. Menos mal que habían cogido tres para trasladarnos a los árbitros. Y gracias a que Ricardo Ponce de León estaba por la labor de hacer de chófer de ida y vuelta todo el fin de semana, que si no...
En fin, que llegamos a Carrasco y reunión previa en el campo. “Hay muchos partidos, pero también somos muchos árbitros, así que tocaremos algunos a 2 y otros a 3 durante el día de hoy”. El Turco Cohen dixit. Yo hice 6, así que las cuentas no me salen.
Bueno, designaciones, reparto por los campos y al pito.
Se me olvidaba un pequeño detalle del día anterior. Partido Carrasco Polo-Los 50 de Tandil. Los dos de rayas azul y blanco. Buen comienzo.
Sábado por la mañana, primer partido: British School-La Olla (sin rima): los dos... de verde.
Sábado por la mañana, segundo partido: British School (sólo éramos 40 árbitros y 600 equipos, no es tan raro repetir, digo yo)-Salto: los dos... sí, efectivamente... de verde.
Afortunadamente allí paró la cosa.
El día iba avanzando, sin prisa pero sin pausa. Ya sabéis la dinámica de los torneos: partido, zona de reunión, descanso, agua, paseo a ver partidos y árbitros...
Al medio día el sol ya pegaba como si fuera a acabarse y eso que aún no es verano. El mejor sitio para estar: a la sombra de la carpa. Fuera de ahí, a sudar como un cerdo. Ya llevo dos partidos de 15 y un seven femenino. Medio día... tiene pinta de que no me queda nada, total, ya llevo tres partidos. Pero claro, ya que pasas por la mesa de control....toma otro. Bueno, vale, a esto hemos venido. Dos y dos. Empiezan a pesar las piernas. Los partidos de 15 son de media hora, por las dudas.
Me voy al campo 6, donde se juega el seven. Por cierto, varios equipos de buen nivel: el SPAC de Brasil, campeón a la postre; Valentin VII, combinado de jugadoras brasileñas y uruguayas (donde debía haber jugado la capitana de Brasil; lástima que hizo la de Cañizares y el jueves por la noche se cortó el pie... en la piscina del hotel); la selección de Argentina, con tres equipos...
En fin, que allí estoy viendo los partidos y, hete aquí que saltan dos equipos al campo pero... ¿y el árbitro?. Estábamos tres allí: “bueno pita tú”; “yo no puedo, que tengo el siguiente”; “pues yo tengo el siguiente al tuyo”; “¿éste no era de Pesce?”... ¿a que os suena?. Total; que a alguien se le ocurre que lo haga Ponce de León. Que no estaba allí para arbitrar, a pesar de ser uno de los mejores árbitros de Argentina. No problemo, se quita la sudadera y en pantalón de chandal y zapatillas a hacerse el partidito.
Pero es que el siguiente partido... lo mismo. Ya sólo quedábamos allí Gustavo Gerbasi y yo... y él hacía el siguiente, así que...
Es lo bonito de los Torneos, que la gente se va borrando. A todo esto, no podía dejar pasar yo un torneo sin mi tradicional paso por el fisio. Ya sabéis, es lo que tenemos los blandos.
Y así, así, fue pasando la tarde hasta eso de las 19 horas. Total: 3 partidos de 15 y 3 de seven. Y luego nos quejamos del Seven del Cisneros. También es cierto que hubo unos cuantos que hicieron muuuuuchos menos, ¿verdad Francisco?
Y, de nuevo, vuelta al hotel (¿y van...?). Y a medio camino, fenómenos extraños: atasco en Montevideo, debido a la 10kms.Nike. Según Francisco, él ha visto tres atascos en su vida en Montevideo... contando con éste. Como una hora de viaje en la lata de sardinas. Porque claro, lo de mejorar la logística, para qué. Si así además nos hacíamos más amiguitos. Y por cierto, todo el viaje Ponce de León ¡sin parar de rajar!; incombustible, inasequible al desaliento parida tras parida. Os juro que nunca vi cosa igual; qué manera de enebrar una gilipollez con otra. Al menos el viaje se hizo ameno.
Por fin, llegamos al hotel... y a darse prisa, que en una hora volvían a recogernos para ir...¡sí, acertado!, a Carrasco otra vez, ahora para la cena de árbitros. Soy capaz de ir y volver con los ojos cerrados... y por caminos diferentes.
Llegamos al club y cena “formal”, sentaditos a la mesa, como si fuéramos buenos. Cena amenizada por un humorista profesional (Gustav), verdaderamente divertido y por las canciones de Laureana, árbitro de Mar del Plata y dotada de una excepcional voz.
Y ceremonia de “nominaciones”: Federico Cuesta, “Enzo” Cosse y Hernán “Toti” Iglesias, nominados... a no volver más al Torneo. Perdió Toti. Me juran que ha habido años que de verdad al nominado no le han dejado volver. Todo parecía de coña y muy buen rollo, pero yo no me fiaría. Paraporsi.
Acabada la cena.... una copa allí... y retorno a la civilización. Vuelta al hotel a dejar efectivos. Los irreductibles consideramos que áun es pronto y nos encaminamos a lo que llaman Ciudad Vieja que es, como su propio nombre indica, el casco antiguo de Montevideo, lugar de comederos y bebederos varios. Sólo seis aguantábamos, de los cuales no daré los nombres para no avergonzarlos; así que, Valeria, Laureana, Francisco, Miguel y Mario, estad tranquilos.
Lo estábamos pasando tan mal que a las 12’30 ya estábamos de vuelta en el hotel. Además, todavía nos quedaba la jornada del domingo.
Que será para otro día.

Uruguay también existe (II)




Recibimos segunda entrega de la crónica del viaje a Montevideo.


Viernes 6

Comenzábamos el viernes como debe ser, desayunando. En eso, sin queja del hotel. Buffet bien provisto.
Empezamos a saludar al personal que ha ido llegando, árbitros paraguayos, brasileños, ¡ese chileno! y la gran mayoría, argentinos y uruguayos, irán llegando a lo largo del día.
A media mañana, arrancamos hacia el Carrasco Polo Club... por primera vez en el fin de semana. Vamos al garaje para coger la furgoneta y, oh, sorpresa, es una pick up. Pensando que es para llevar las bolsas y que iríamos en otra, las echamos en la caja. Pero no; salvo dos que van delante, el resto arriba.
Pero, ¿esto no está prohibido?
Sí, pero nadie dice nada.
Tras una media hora de viaje llegamos al club. Supongo que es difícil de describir algo semejante, ya que en España un club así es desconocido: diez campos de hierba natural, uno de artificial para el hockey, el campo de polo, la pista de hípica, la casa club, la piscina... como aquí, vamos.
En fin, allí estamos y vamos al punto de encuentro que es... la parrilla. Allí está ya el grupo de cocineros preparando la parrilla y kilos y kilos de carne. Desde media mañana del viernes hasta la tarde del domingo no parará de salir comida y bebida. Sin descanso. Bueno sí, por la noche sí descansaban.
Nos van, bueno, me van, presentando a más gente, que Francisco ya conocía a casi todo el mundo y nos reparten la equipación para arbitrar. Pardal hubiera sido feliz: una camiseta roja, otra verde, pantalón blanco y medias rojo/verde.
Tras eso, nos imparten a los “extranjeros” (incluído Francisco) un clínic/entrenamiento para árbitros. Maldita la gracia que nos hacía pero bueno, ya que vas de invitado no vas a quejarte, y lo cierto es que resultó de bastante interés. Al término, comida y ya enseguida a preparar la jornada de la tarde. Esta consistía sólo en partidos de sub 14. Que aquí se juegan por supuesto a quince y en campo entero; con muy poquitas variaciones en el reglamento, básicamente que no se puede ayudar a saltar en el lateral y... ya. El resto, reglamento sub 19. Los partidos eran de dos tiempos de 15 minutos y tocamos a uno. Para abrir boca.

Con eso pasamos la tarde agradablemente y al término de la jornada, vuelta al hotel. Con otro “momento furgoneta”. Aquí lo de la limitación de ocupantes es, digamos, optativo. En una de nueve plazas empezamos a subir... y a subir... y a subir... no se si la cosa se paró en 10, 11 ó 12... más las bolsas de todos... y el equipaje de las chicas, que como mujeres que son, llevaban tres bolsas cada una, incluída una supermegamaletatamañofamiliar.
Pero, ¿esto no está prohibido?
Sí, pero nadie dice nada.
Así pues, regreso al hotel. Ducha y al rato, abajo... para volver al club. Vamos por el tercer viaje. El viernes por la noche se realizaba el “lanzamiento”, la presentación “oficial” del Torneo para todos los participantes, vamos; con cena, cervezas, ¡Fernet! (qué descubrimiento), música... y baile, mucho baile. Un coñazo, vamos. Mención especial para un viejo conocido: Federico “Enzo” Cosse, al que algunos recordaréis de su paso por Madrid durante una temporada: Dancing Queen.
Al término de la fiesta, algunos decidimos continuar tomando un refresco y nos dirigimos a un conocido local: Azabache. Como imagináis, el nombre lo dice todo. En cualquier caso, como al día siguiente la jornada era larga, a las 12’20 estábamos todos en el hotel.

Uruguay también existe



Recibimos la primera parte de la crónica del viaje de nuestros asociados Francisco Pesce y José Ignacio Fernández a Montevideo.


Miércoles/Jueves
A las 22 horas del miércoles 4 de noviembre habíamos quedado en la T4 de Barajas. La revíspera, debida a que el avión salía de la Terminal Satélite y entre eso y los trámites aduaneros, no fuera a ser que nos dejaran en tierra después de todo. En cualquier caso, el previaje empezó antes, puesto que nos encontramos Francisco y su señora, que le acompañaba al aeropuerto, y yo, en la línea 8 camino de Barajas.
Y llegamos al aeropuerto y empieza el cachondeo. Francisco que decide que va a “embalar” las maletas con el albal transparente ese; por no ir separados en el avión, me quedo con él en lugar de ir a facturar. En qué momento. Había un solo pavo envolviendo maletas y nos costó la bromita como media hora de espera. En fin, menos mal que no teníamos prisa. Concluída la “Operación Condón”, facturamos y pasamos los subsiguientes trámites: control de embarque, pasaportes, cervecita... y embarque “on time”.
Una vez arriba y enseguida, las “ambilísimas” azafatas de Iberia, que no bajaban de los 50 ninguna, nos echan (sí del verbo echar) la cena para ver si las dejamos en paz. Intentamos leer, pero no lo conseguimos, que eran casi las 2 de la madrugada. Francisco se cuajó inmediatamente y yo un poco más tarde. Conseguí casi cinco horas de más o menos dormir.
Nos despertamos y nos tragamos a medias un peliculón que era para cortarse las venas, menos mal que de vez en cuando pegábamos cabezadas. Creo que debió durar como tres horas la película. No recuerdo ni el título.
Ya medianamente despiertos, nos traen el desayuno y el comandante, un crack, nos informa:
“Buenos días, tenemos dos pronósticos para Montevideo: uno de sol y temperaturas agradables y otro cubierto y con posibles lluvias”. Literal. Con dos cojones. Lo bueno es que acertó con los dos.
Por fin llegamos a Montevideo. On time. Ahora solo queda recoger las maletas. Y esto suponemos que será rápido porque el aeropuerto de Carrasco es sólo un poco más grande que el de San Sebastián. Efectivamente, llegamos a la cinta y allí está mi maleta y una de las dos de Francisco. Bueno, dos de tres. La cosa va rápido. Sí, sí. ¡La penúltima que salió!. Estábamos pensando en quedarnos allí a vivir. No problemo; sin estress, que tenemos todo el fin de semana por delante. Salimos y allí estaba esperándonos Gustavo Gerbasi, árbitro de la URU y colega de Francisco quien nos recogió con la furgoneta y nos llevó, en el primero de los múltiples viajes que íbamos a hacer, de Carrasco al centro de la ciudad, dónde estaba el hotel.

Apunten éste nombre: Hotel London. Y véase la foto del ascensor. Todo limpio y en orden... pero antediluviano.
Dejamos las maletas y nos lanzamos a la calle. Primer objetivo, ir a saludar a Santiago Slinger, artífice del intercambio y director del Torneo. Fuimos a su oficina y allí nos atendió un momento, que eran horas de trabajo. Realizado el trámite, Francisco me hizo el City Tour y acabamos en el Mercado del Puerto comiendo, como corresponde, carne. Interesantísimo y curioso lugar el Mercado del Puerto... que no es un mercado, sino un conglomerado de restaurantes y asadores... bajo la cubierta del antiguo mercado.
Tras la comida, regreso al hotel a descansar un rato. Francisco aprovechó para acercarse a “su” casa, ahora de su hermano, a llevar una de las dos megamaletas repletas de regalos para su familia y la de su señora. A su regreso, vuelta a la calle, que había quedado con los colegas del club. Empiezo a conocer a sus amigos y me van cuadrando las cosas. Qué personajes. Eso sí, todo gente encantadora. Nos dirigimos a su club, donde supuestamente iban a entrenar y después tenían un asado.
Ni entreno, ni asado. Reunión informal y hamburguesas. Y tenían charla “oficial” porque cambian de entrenador después de....n años.
De allí volvimos a la “civilización” pues el club está en las afueras. Mi cuerpo dijo basta y me retiré al hotel. Francisco se quedó con ellos, que para eso hacía más de año y medio que no les veía.

Continuará....

La ADARM en Uruguay

¡Que nos vamos a Uruguay!

La Asociación extiende sus ramificaciones al continente americano y así, en colaboración con la FRM y respondiendo a una invitación directa de la organización, Francisco Pesce y José Ignacio Fernández parten ésta noche hacia Montevideo, capital de la República Oriental del Uruguay para participar en el 16º Torneo Internacional de Rugby Valentín Martínez.

El Torneo, organizado por uno de los clubes más representativos de Uruguay, el Carrasco Polo Club se disputa en las modalidades de sub 13, sub 14, sub 15, sub 17 y sub 19 y seven Femenino durante los días 6, 7 y 8 de noviembre.

Inmejorable oportunidad que nos servirá para estrechar lazos con el rugby del otro lado del charco y, esperemos, abra la puerta a futuros intercambios.

Suerte... y a divertirse.