La seguridad de los jugadores


Entre los principios básicos del arbitraje hay uno, el primero, que no nos hartamos de reiterar a todo el que se acerca por vez primera al arbitraje. Se trata de la SEGURIDAD de los jugadores. Tratamos de recalcar y hacer hincapié que cualquier regla, interpretación o decisión debe hacerse siempre a la luz de la seguridad e integridad de los jugadores. Incluso, hasta ahora, las reglas parecía que iban encaminadas en ese sentido de protección del jugador. Pero, durante el último y definitivo encuentro de la gira de los British & Irish Lions tuvo lugar un incidente que ha levantado (sigue levantando) una fuerte controversia. En el minuto 4’39”, el flanker australiano George Smith, 32 años, 111 caps y que jugaba su primer Test Match después de 4 años, sufrió un terrible encontronazo con el talonador galés Richard Hibbard. De resultas de la colisión, Smith acabó en el suelo, claramente “groggy”. Podéis ver el incidente AQUÍ. De inmediato entraron las asistencias al terreno de juego y vieron que el veterano jugador estaba conmocionado y procedieron a retirarle del terreno de juego. Un papelón para los wallabies que ya habían tenido que contar con él, tras cuatro años fuera de la selección, por imperativos del guión. Smith es inmediatamente sustituido, obviamente. Pero, milagrosamente, vemos como cinco minutos después ¡vuelve al terreno de juego! ¿Cómo es posible? Pues porque el equipo médico australiano aplicó las propias directivas de la IRB realizando el llamado “test de conmoción” (concussion test) para lo cual dispone de ¡5 minutos! y si lo realiza en ese lapso de tiempo se entiende que el jugador puede volver al terreno de juego.
Legalmente, no hay nada que alegar. Smith sufre una conmoción; es retirado del campo y puede ser temporalmente sustituido durante cinco minutos mientras se le realiza el test. Y, supuestamente, Smith lo pasó.
El problema es la regla en sí. Ya el año pasado, al aprobarse el nuevo protocolo hubo voces críticas contra la regla, alegando, no sin razón, que esta normativa trivializaba el hecho de la conmoción y que se estaba jugando con la salud (y tal vez la vida) de los jugadores. Uno de los más críticos fue el Doctor Barry O’Driscoll, tío de BOD, internacional por Irlanda como zaguero en 1971 y que ha pertenecido a los comités médicos, anti dopaje y disciplinarios de la IRB (a todo lo cual renunció en su día en protesta por la decisión del máximo organismo del rugby). O’Driscoll afirmaba (y continúa afirmando) que se estaba poniendo en riesgo a los jugadores. La regla, hasta ahora, no permitía a un jugador conmocionado no sólo volver al encuentro… sino que se requería un mínimo de siete días para su recuperación y un examen médico para autorizarle a volver a jugar. Añadía que es imposible realizar ningún test en cinco minutos que pueda garantizar que un jugador que ha sufrido un traumatismo como el que sufrió Smith no esté conmocionado.
Pero la IRB se defiende, especialmente a través de la figura de su jefe de los servicios médicos, el doctor Martin Raferty afirmando que los protocolos están altamente confrontados y que “evidence supporting the theory that collision sports have a negative effect on cognitive function has been questioned by many scientists.” Lo que viene a decir, según él, que las pruebas que apoyan la teoría de que los deportes de colisión tienen un efecto negativo en las funciones cognitivas han sido cuestionadas por muchos científicos. Aunque, añade, la IRB está tratando de ampliar el desconocimiento que existe sobre la conmoción.Vaya, a ver si lo consiguen pronto.
Desde luego, la polémica está servida. Dada la “peculiar” naturaleza del jugador de rugby que nunca quiere abandonar el campo y el cada vez mayor “resultadismo” al que se agarran entrenadores y clubes, puede que tengamos que vivir alguna desgracia en algún campo. O, sin llegar a esos extremos, ¿qué consecuencias fisiológicas puede tener para los jugadores a medio y largo plazo el continuar jugando bajo los efectos de una conmoción?
Ojalá que no tengamos que lamentarlo.

P.D.: Os dejo aquí algunos links para que os entretengáis, si queréis, y saquéis vuestras propias conclusiones.


P.P.D. Al margen de todo, echad un vistazo de nuevo al vídeo. Y observad a Richard Hibbard, que se levanta como si tal cosa. No sólo eso, es que casi ni se le mueve la cabeza en el encontronazo. Animalito.

Retirada


Entrada que envía José Ignacio Fernández.
Finalmente y tras quince años he tomado la decisión de retirarme del arbitraje en competición nacional. No es un notición; simplemente una decisión meditada durante largo tiempo. Y finalmente, han pesado más las razones a favor de la retirada.

Han sido quince años con un buenísimo balance general; con sus luces y sus sombras, obviamente. En cualquier caso, es una etapa que toca a su fin. Continúan otras y empiezan otras nuevas, algunas relacionadas con el arbitraje y el rugby y otras no. El futuro no está escrito.

Pero el motivo de esta entrada es, aprovechando como excusa mi retirada, hacer un recordatorio/reconocimiento a todos los compañeros con los que he coincidido en estos quince años… y que también, por un motivo u otro, han abandonado la actividad arbitral, al menos a nivel nacional. Espero no olvidarme de nadie, si es así, no es intencionado y lo corregiré si me lo recordáis. En cualquier caso, disculpas de antemano.

Así que, desde aquí, un recuerdo para:

Roberto Rodríguez Anido, Antonio “Tonino” Sainz Vaamonde, Paco Cobas (creo que ya no estás en activo, Paco; si lo estás, me alegro equivocarme), Rafael Blanco Oliva, Sabin Cortabarría, Juanan Uriarte, Jesús Goikolea, Luismi Celada, Martín Echevarría, Nanín Bagazgoitia, Javier “Txuri” Blanco, Imanol Gaztelurrutia, Iñigo Aguirre, Iñaki Atorrasagasti, Lidia Merino, Koldo Domínguez, Salvador Comas, Carles Blasco, Gabriel Casero, Eduardo Romero, Antonio De la Cal, Juan “el Niño” Jiménez, Chamero (q.e.p.d.), Joan García, Pérez Llorca, López Idañez, Bartolo Muñoz, Paco “el bombero”, José Lavarías, Guillermo Galet, Santiago Soler, Delfín Motos, Cándido Herrero, Carmen Samaniego, Antonio Da Conceiçao, Juan Silva, Santiago Neva, Ramón Lamas, Pepe Campos, Philip Flaxman, José Manuel Pardal, Joaquín Caballero, Pepe Medialdea, Juan García (el maño), José Ignacio Fernández Andrés, Pepín Molpeceres, Miguel Vela, Alberto Madero, Pedro Andrés Soto, Juan José Cáceres, Juan Luis García Mostaza, Antxón Ávila, Jorge Pardo, José Juega, Adolfo Monserrat, Miguel Roure, Carmen Pareja, Arantxa Velasco, Paloma Loza, Itziar Díaz y Jesús “la Leyenda” Linares.

Y por supuesto, un recuerdo también para los “extranjeros”: Joao Mourinha y Axel Ginhson, que continúan con sus actividades en el Hemisferio Sur.

Arbitros Asistentes

Desde hace años se viene reclamando por casi todos los estamentos: clubes, entrenadores, jugadores, público... incluso los propios árbitros, por la creación de una figura que se antoja indispensable o, cuando menos, muy importante, para un mejor desarrollo del juego. Hablamos, concretamente, de los árbitros asistentes para los encuentros de División de Honor.
Es cierto que desde hace muchas temporadas vienen realizando esas funciones de "jueces de línea" muchos árbitros. En la mayoría de los casos se trata de árbitros con licencia por la territorial donde se disputa el partido; no necesariamente territoriales, puesto que lo más habitual es que al menos uno de los dos sea árbitro de categoría nacional.
Pero esto no parece bastarle a los clubes que lo que suelen poner en duda no es la capacidad del árbitro... sino su imparcialidad al pertenecer a la territorial "local". Vamos, que una vez más demostramos la importancia de los tan cacareados "valores" del rugby. De entrada, confianza cero en la imparcialidad del árbitro/os. Esto llega a límites insospechados y para muestra, tan sólo un ejemplo: hace un par de temporadas en uno de los más importantes campos se disputaba un encuentro de la División de Honor A. El árbitro principal (yo en esete caso) acudía desde su localidad de orígen con un árbitro asistente (de categoría nacional) mientras que el otro asistente designado pertenecía a la territorial local. Por motivos que no vienen al caso, el árbitro "local" no compareció, por lo que se procedió a un sorteo entre ambos clubes para que designaran un "juez de línea" que auxiliara al árbitro principal al menos con las tareas básicas. Resultó ganador de dicho sorteo el club local, que designó a uno de sus jugadores que no podía disputar el encuentro por estar lesionado en un hombro, lo que no le impedía levantar el banderín y correr la banda. Hasta aquí todo bien. Por aquello de la "imagen", se le prestó a éste jugador una camiseta de árbitro para que el trío fuera perfectamente conjuntado. Y comenzó el partido. Debo decir que, sin duda ninguna, fue de las mejores actuaciones que he visto a un árbitro asistente: perfecto en la señalización de laterales (dónde y a quién correspondía el saque); la marca de los diez metros en los saques de lateral y golpes de castigo; la marca de los cinco metros en las melés; la coordinación con el asistente "oficial" en los tiros a palos... vamos, un auténtico lujo. De hecho, así se lo hice saber al término del encuentro; que ganó el equipo local, por cierto. Hasta tal punto cumplió perfectamente con su cometido que, tras conceder un ensayo al equipo local ("su" equipo) veo que se encontraba varios metros más atrás con el banderín levantado, indicándome que el jugador portador del balón había pisado la línea de lateral. Por supuesto, hice caso de su indicación y se disputó un lateral en ese punto.
Lo más gracioso (o no) de la cuestión es la bronca que tuvo que soportar ¡de sus compañeros! en ese momento y del público tanto en ese momento como al término del encuentro. Imparcialidad, decían. Espíritu. Valores.
En fin, no es más que una anécdota creo que muy ilustrativa.
En cualquier caso y para intentar solucionar la espinosa cuestión de los árbitros asistentes, se ha decidido por parte del Comité Nacional de Arbitros y la FER organizar un curso de Arbitros Asistentes. Cosa que me parece muy bien, que conste.
La cuestión es, como resolver el problema "logístico" tras la formación. Porque muchas voces claman por la "tripleta"; es decir, que el árbitro principal viaje siempre con los mismos dos asistentes.
 
El Comité Nacional de Arbitros parecía decantarse por la fórmula de la "tripleta" viajera; pero se encuentra con el problema económico. El traslado de tres personas no triplica el gasto pero, desde luego, encarece el coste por partido.
El Comité Nacional de Arbitros se decanta por una fórmula, además, en la que exige que para ser árbitro asistente NO SE PUEDE ser árbitro nacional en activo, pero admite a cualquier árbitro regional e incluso a personas que ni siquiera sean árbitros.
Vale; no es mala idea.
Pero, primera cuestión: si son árbitros en activo (regionales o nacionales), ¿no arbitran los fines de semana que tengan que hacer de asistentes?
Entonces, segunda cuestión: si no son árbitros en activo... ¿qué pasa si el árbitro principal no puede continuar el partido?
La primera cuestión la resuelve el Comité Nacional exigiendo la priorización: aquellos que opten a ser árbitros asistentes tendrán como prioridad serlo, antes que arbitrar en su territorial. Estoy de acuerdo; de ahí que en el Comité de Madrid se haya instado a participar a árbitros con cierta edad y experiencia en el arbitraje pero cuya carrera no parece dirigida al ascenso a categoría nacional.
La segunda cuestión parece más peliaguda. ¿Qué hacer en el caso de que un árbitro principal vaya acompañado por dos personas con muy poca experiencia en el arbitraje?
La solución no es fácil, desde luego. Especialmente si añadimos el handicap económico que va a dificultar que los tríos o tripletas puedan viajar juntos.
En mi opinión, debe afrontarse desde luego (y el curso de hace 15 días es un buen primer paso) la creación de un cuerpo específico de árbitros asistentes. Que se dediquen, a nivel nacional, exclusivamente a eso. No obstaría esto a que pudieran arbitrar, cuando estuvieran libres, en sus territoriales respectivas.
También en mi opinión, no es tan relevante la cuestión de viajar o no juntos. Creo que lo importante es precisamente que los asistentes estén BIEN FORMADOS. Debería darnos igual actuar con un compañero de nuestra territorial ... o de 500 kms. de distancia, siempre y cuando los criterios sean los mismos. Esto requeriría, desde luego, la participación de los árbitros asistentes en las actividades formativas del CNA al mismo nivel que todos los árbitros nacionales.
Pero, ¿qué hacemos con la territorialidad? Que parece lo más grave para gran parte de los involucrados. Porque este problema choca frontalmente con la cuestión económica.
Pues creo que una fórmula mixta podría ser útil, positiva y no tan gravosa. Se trataría de designar a los árbitros asistentes por proximidad geográfica a la territorial donde se disputen los encuentros. Ambos asistentes viajarían juntos (con distancias donde el desplazamiento pueda hacerse en coche) y el árbitro principal desde su localidad de orígen. Ello no empece que si el desplazamiento es corto (susceptible de realizarse en coche) puedan viajar los tres juntos.
 
Como digo, la solución no es fácil y tampoco aquí tenemos la fórmula mágica. Esto tan sólo es una reflexión "en voz alta" con objeto de buscar la mejor solución para todas las partes implicadas.

... y dieciseis.

Un año más, aquí está; fiel a su cita. Veintitres años consecutivos y en la brecha; contra viento y marea. Superando los obstáculos económicos, logísticos, organizativos...
Sí; es el Seven "del Cisneros". Como cada año, nos hacemos eco de este evento, tradicional cierre de temporada del rugby en Madrid. Y además, este año, tras su colaboración con la FER las dos últimas temporadas en la celebración de las Seven Series, vuelve a su habitual formato "open".
No aparecen en la programación mega estrellas del seven, pero están los clásicos: Eagles, Mardí Violet, Bera Bera, los portugueses Belenenses, CDUP (Oporto), Cascais, Direito... además de equipos "regionales": Federación de Madrid, Asturiana, Andaluza... que a buen seguro conforman un buen cuadro de competición en el Central de la Ciudad Universitaria de Madrid.
Eso en cuanto a la participación masculina; pero también hay competición femenina, cuya fase de grupos se disputará en Puerta de Hierro y sub 18 y sub 16, que disputarán sus partidos en Cantarranas. Las finales de estas categorías se jugarán, no obstante, en el Central.vamos, ingredientes bastantes como para no perderse el evento. A ver si nos respeta la climatología.
Por mi parte, allí estaré, un año más. 16 consecutivos. Y este es especial.
 

La extraña paradoja

Estamos de enhorabuena y seguimos con las incorporaciones. Hoy se estrena como comentarista otro de nuestros asociados: Mr. Inmenso. Y nadie mejor que él para ilustrarnos sobre la melé "de profundis".
Os dejo aquí su magnífico artículo, que estoy seguro no os dejará indiferentes.

La extraña paradoja


Por mucho que intente evitarlo, cuando pienso en la melée y los cambios que se avecinan me viene a la cabeza el experimento de los monos enjaulados, el plátano y la manguera de agua fría. La melée, probablemente el icono más exclusivo del rugby, lleva camino de sufrir una evolución parecida. Si imaginamos a un espectador que se pasee por los Juegos Olímpicos de 2016 y de rebote acuda a ver la competición de Rugby a 7 sin conocer el deporte, seguro que se preguntará por qué diablos hacen eso de agarrarse 3 contra 3 para poner el balón en juego. Espero que con alguna cerveza que otra se atreva a preguntarle al de al lado y éste le conteste “hombre, esto es rugby, y en el rugby nos gusta la melée…”. Ya, claro. Como si eso tuviera algo que ver con una melée…

Dentro de unos años, tal vez podamos presenciar lo mismo en un campo de rugby a XV. 16 sujetos agarrados en una formación entre los que nadie entiende por qué hacen eso.

Hay un paralelismo envenenado entre la evolución que han tenido las jugadas de touche y melée. El lateral se anticipó en abandonar el oscuro territorio del callejón de los codazos y convertirse en una jugada de supremacía técnica y táctica donde era fácil para los equipos obtener un buen retorno con poca inversión. Para los árbitros, tener el balón volando 4 metros sobre el nivel del suelo supuso una inestimable ayuda a la hora de poder observar y juzgar eficazmente la imparcialidad y legalidad de la puesta en juego. Francamente, sólo perdían los tarados incapaces de sumar un lanzador, dos levantadores y un saltador y algunas neuronas más. Fue fácil de adoptar por la Comunidad, y aportaba al espectáculo visual elegantes demostraciones de coordinación y plasticidad. Vamos, que quedaba bonito en la tele.

Pero, para la IRB, implementar los cambios necesarios en la melée para adaptarla a su estrategia sobre el Juego nunca iba a resultar tan sencillo. Dejadme que analice los principales aspectos del Informe encargado por la IRB al Dr Mrtin Raftery titulado “Scrum History, Scrum Force Project & Scrum Injuries”

1. El número de melées por partido se ha reducido un 50% en los últimos 20 años. Bueno, pues en principio es buena noticia, pues la melée se usa para reiniciar el juego después de una infracción (principalmente adelantados), así que en principio debería ser un signo de que los equipos juegan mejor. Minipunto para la IRB.

2. El balón se juega limpio desde la melée en primera instancia en un 50% de las ocasiones. Vaya, aquí vamos atisbando el problema… un instrumento que se usa para poner en marcha el juego fracasa 1 de cada 2 veces. Evidentemente, esto no funciona.

3. Las melees derrumbadas se han triplicado en los últimos 15 años, pero sólo parece un problema en el “top level” del Juego. Lo que supone una de las principales divergencias entre el objeto del cambio en la Regla y los que desde todos los confines del mundo lo juzgamos. Sobre esto comentaré posteriormente pero, ciñéndonos al ámbito del estudio (el rugby de test match), deja claro que “algo” ha pasado estos 15 años que está desvirtuando la jugada. Y algo hay que hacer al respecto.

4. Hay algo que no ha cambiado sustancialmente sin embargo en estos últimos 20 años, y es que la disputa de la melée sigue resultando en un 88-89% en posesión del equipo que introduce. Es decir, que no ha cambiado tanto el resultado de quién obtiene la posesión aunque ahora se consigan más penalties vs balón en juego además del tiempo invertido*, y es que…

5. … La melee consume un tiempo de Juego desproporcionado – el 17.5% del tiempo para arrojar tan sólo un 8% de las oportunidades de disputa del balón. Y este es el factor que realmente preocupa a los señores que dirigen el Juego desde Dublín y a sus Consultores que les ayudan a vender los derechos televisivos a las cadenas de televisión (a las que obviamente también les va mucho en juego).

Bien, hasta aquí la exposición del problema… y ahora viene para mí el principal agujero del análisis. ¿Cuáles son las posibles causas de tanta falacia y tanto cinismo en la disputa de la melée en el rugby de test match? No las busquéis en el informe, que no están. Tan sólo se concentra en uno de los posibles culpables: la secuencia de entrada. Se encarga de argumentarlo con datos estadísticos y biomecánicos, y enarbolar el fantasma del peligro físico al que se exponen los jugadores de la primera línea para reinventar la secuencia de entrada eliminando el punto de máxima presión: el choque entre las primeras líneas.

Cualquiera puede sacar una conclusión parecida a poco que se ponga. Es muy pobre y espero no enterarme nunca de cuánto han pagado por el estudio… Ah, que resulta que los pilieres corren un grave riesgo. Evidente. Mayor lo corren cuando vuelven a casa conduciendo ebrios tras el partido... no sólo los pilieres.

Las melées se caen porque alguien las tira. Un compañero de primera línea y buen maestro mío siempre decía que él no había hundido una melée en su vida. No sólo me enseñó a jugar, también me enseñó a mentir (es abogado, claro). Obviamente, las melées se derrumban voluntariamente. Y se caen más en el rugby de primer nivel porque dedican tiempo y recursos a optimizar cada una de sus acciones. Porque es un territorio donde los árbitros fallamos estrepitosamente puesto que a la dificultad propia de arbitrar la melée se suma un miedo reverencial a la misma de una gran parte del colectivo. Que los árbitros de primer nivel no sean pilieres tiene algo que ver también.

Venga, pasar de la entrada libre a los 4 tiempos supuso un avance en el control de la melée. Eliminar el Pause desactivó tensión en la secuencia de entrada y de inmediato se produjeron menos entradas anticipadas. Pero, a tenor del estudio (que se hizo sobre el Mundial 2011 cuando se usaron 4 tiempos) y sobre todo del vergonzoso espectáculo del 6 Naciones 2013, vamos a peor… ¿De verdad alguien se cree que el Passive Engagement (desconozco si ya tenemos término traducido) va a cambiar algo en el ámbito del rugby de primer nivel? Estoy convencido, y dispuesto a tomar apuestas de barra de bar, a que no cambiará nada en lo referente a las métricas observadas: tiempo de juego, número de resets y faltas. Y ojo que digo nada cuando me refiero al rugby de primer nivel…

… porque donde sí que la medida va a causar un daño irreparable es en el rugby amateur. Y permitidme que recupere el * que inserté arriba para hablar de lo que supone la inversión en la melée en el rugby que no se televisa pero que cada fin de semana se juega en miles de campos en todo el mundo.

Uno de los supuestos con los que más en desacuerdo estoy del reglamento es el que aparece en la conclusión final del dichoso informe de la IRB que dejo en inglés para no alterarlo:

Law 20 - Purpose of scrum

“restart play quickly, safely and fairly after a minor infringement or a stoppage”


Y es que interpretar así la melée es patéticamente incompleto, burdamente aséptico, pusilánime y aprensivamente cínico. Para un pequeño subgrupo de jugadores sobre el campo, el propósito de la melée es otro bien distinto: es anular físicamente y destruir mentalmente al rival. Sin más piedad que la que marca su integridad física bajo los límites que marca un complejo respeto simbiótico. La primera línea quiere ahondar en el dolor explorando los límites del rival sin agotarle la vida para poder seguir sometiéndole y obteniendo así mayor ventaja de cada nueva melée, sea de quien sea la introducción. Sí, claro que es peligroso. Para muchos, hay que estar loco. Pero os aseguro que es lo más bonito que esos kamikazes van a poder obtener de su partido de la semana.

Dice la IRB que, para los jugadores de primer nivel, limitar el choque al emplear preagarres en la secuencia de entrada provoca una fuerza máxima equivalente a la que se experimentaba en el rugby de 1990. Me parece una válida argucia con la que desactivar los más que previsibles argumentos de añoranza de mucho pilier de barra de pub. Con jugadores profesionales y óptimamente desarrollados desde un punto de vista de fuerza física, me lo puedo creer (aunque ya he dicho que habrá otros problemas).

Pero es que el verdadero daño se causará en el rugby amateur, donde se extinguirán muchos jugadores que exhiben más barrigas que trapecios, que frecuentan más kebabs que gimnasios, y beben mucha más Guinness que Lucozade pero que ocupan su lugar porque han desarrollado las técnicas, a menudo de supervivencia, que les permiten jugar en esos puestos. Porque el rugby, paradigma de deporte en el que cualquiera podía encontrar su puesto, estará desterrando de sus campos de juego amateur una raza de jugadores en aras del espectáculo televisivo.

Y ahí es donde se estará sacrificando la verdadera esencia del rugby. Intercambiando sonrisas en el pub viendo la retransmisión de un test match por sonrisas entre los compañeros y rivales de primera línea que, ajenos a la pantalla, comentan cada una de las melées de su partido. Porque terminarán de sustituir los monos de la jaula, y no quedará ninguno que sepa a qué se va a la melée.



Portugal Rugby Festival


El pasado fin de semana, varios de los miembros de esta muy gloriosa Asociación tuvieron la oportunidad de participar en uno de los mejores eventos deportivos de la temporada: el Portugal Rugby Festival.
Así es, en Lisboa se celebra desde hace cinco años este torneo para categorías sub 19, sub 17, sub 15 y sub 13 y que suele contar con equipos portugueses, franceses, españoles, ingleses, galeses... incluso algún estadounidense y australianos.
Este año, la organización solicitó contar con seis árbitros madrileños y, recogiendo el guante, seis árbitros fueron seleccionados: Eduardo Anaya, Francisco Benegas, José Ignacio Fernández, Eduardo Martín, Iñaki Muñoz y Francisco Pesce formaban la expedición.
El viernes a primera hora de la tarde el grueso partía desde Madrid, mientras Eduardo Anaya ya esperaba al resto en Lisboa, de vacaciones familiares, para incorporarse por la noche. El viaje transcurrió sin incidentes dignos de mención y, aunque algo tarde, llegamos a Lisboa y al lugar donde teníamos el alojamiento; el camping Lisboa, donde la organización nos había reservado dos bungalows. Una vez allí, nos reunimos con Eduardo Anaya y, corriendo, nos fuimos a cenar. Según las fuentes, a las 23 horas se cerraba todo... pero no era cierto. El centro comercial próximo nos satisfizo y con variedad: italiano, wok, sushi...
Tras la cena y dado que el sábado tocaba madrugar, nos volvimos a los bungalows y tras una pequeña sobremesa en la terracita, nos retiramos a nuestros aposentos.
A la mañana siguiente, empezó temprano el contéo de las multas. Empieza a sonar un despertador a las 6'15 de la mañana y nuevamente a las 6'30. Alguno de los listos, de los cuales no diremos el nombre, simplemente que empieza por Eduardo y acaba por Martín, había puesto el despertador... en hora española. Cinco pavos a la buchaca y una horita más de sueño.
A las 7'15, ahora sí, hora portuguesa, nos levantamos y tras un somero acicalamiento nos vamos a desayunar y de allí directos al Estadio Universitario de Lisboa. Allí nos recibió Filipa, miembro de la organización y nuestro "contacto" para el torneo. Nos presentan a  las fuerzas vivas y nos reparten la equipación. Para los que participaron en ocasiones anteriores: conseguido, ya no son las equipaciones de árbitro de fútbol; ropa "de verdad", Gilbert, de rugby.
Y vamos con el briefing, a cargo de Ferdinando de Sousa, ex árbitro, uno de los responsables de la Federación Portuguesa y, a la sazón, responsable arbitral para el torneo. Y lo primero, para echarse a temblar: "hay muchos partidos y somos pocos árbitros". Guay. Pero bueno, aquí se viene a pitar, ¿no?
Así que tras las breves instrucciones, reparto de campos y cada uno a lo suyo: Eduardo Martín a los sub 13; Iñaki, Pancho y Eduardo Anaya al sub 15 y Francisco y José Ignacio al sub 19 y sub 17. Y allí que nos vamos.
La organización había provisto carpas para los árbitros en todos los campos y menos mal, porque el sol pegaba de lo lindo ya a las 10 de la mañana. Y agua a tutiplen. Que falta nos hizo.
Y arrancó el torneo, más o menos a su hora. Y se iban sucediendo los partidos sin incidentes de relevancia. Bueno, la única relevancia era que se iba acumulando el retraso pero a modo.
Sobre los partidos: pues de todo, como en botica. En sub 19 rápidamente se vio que los dos equipos ingleses participantes (London Nomads y Myerscough) estaban por encima de casi todos y que de los portugueses, Direito y CDUP (Oporto) eran los más fuertes. En sub 17, mucha desigualdad: había algún equipo muy inexperto y eso hacía que hubiera muchas diferencias en los partidos de grupos. Sobre el sub 15 y sub 13 sólo decir una cosa: un infierno. Millones de partidos y pocos árbitros. A calzón quitado. Los Eduardos, Pancho e Iñaki se lo pitaron TODO. Aunque Anaya, al final de la jornada (de hecho, el último partido del día) tuvo un sub 17 que le sacó un poco del marasmo.
En fin, que sin romper nada nos dieron las 18'30 y se nos había pasado el día. A tomar un refrigerio al Coaches Corner o Zona VIP, que bien merecido lo teníamos. Y tras eso, camino de vuelta al camping, a la ducha.
Ya duchaditos empieza el debate sobre qué hacer y al final se impone el criterio de los adultos y nos vamos a cenar a las Docas. Lo único chungo es que tiene pelotas irse a Portugal para terminar cenando en un restaurante...¡argentino!
En fin, cenamos y como no podía ser menos fuimos a tomarnos un refresco al mítico Hawai (léase abai) y allí empezaron las dudas. La juventud tenía ganas de mambo, pero los adultos decidieron, con buen criterio, que era una hora estupenda de irse a dormir. Así que a las 12'20 estábamos (casi todos) en la cama.
A la mañana siguiente... a la mañana siguiente algunos estaban muuuuuuy cansados. Con muuuuucho sueño. Pero igualmente nos levantamos, desayunamos y volvimos al Estadio Universitario. Y hacía más calor. Y como el karma da y el karma quita, era digna de ver la cara de alguno que fue agraciado con el primer partido de la jornada.
Por cierto, que en esta jornada del domingo nos encontramos a algún conocido: Andrés García Tuya, árbitro asturiano y que está viviendo, por trabajo, en Lisboa y Sebastiao Petronilho, que fuera jugador del Liceo Francés y árbitro del Comité de Madrid durante un par de temporadas.
En fin, que seguía habiendo muchos partidos, sobre todo en sub 15 y sub 13 (¿verdad Pancho, Edu M.?) y pocos árbitros. Eduardo Anaya es agraciado con un par de partidos sub 17 y sale del marasmo; aunque desgraciadamente son de escaso nivel. Iñaki Muñoz, relegado a sufrir en el sub 15 todo el día.
Y Francisco Pesce y José Ignacio Fernández son designados para dos de los mejores partidos del campeonato, las semi finales de oro del sub 19, doble duelo anglo-portugues: Direito-London Nomads para Francisco, con un 8-7 final y CDUP-Myerscough para José Ignacio, con un resultado de 12-6.
Y poco a poco fue avanzando el día. Con menos actividad. En los campos sub 19 y sub 17 un total de dos partidos por cabeza, lo que no era mucho, pero ya pesaban las piernas del día anterior.
Y fueron llegando las finales, designadas para los árbitros portugueses, como era de esperar. Y que agradecimos, aprovechando para irnos a la ducha y prepararnos para salir escopetados en cuanto acabara todo, que había que volver a Madrid. Y dicho y hecho, fue terminar la final sub 19, ganada por los ingleses del Myerscough (10-31 a Direito), despedirnos a la carrera de Filipa y del resto de la organización y salir a escape. Eran las 19'30, hora portuguesa (una más en España, para los no ilustrados) y teníamos 600 kms. por delante, que echar gasolina y comprar avituallamiento sólido y líquido. Arrancamos y en la primera área de servicio nos proveímos de todo lo necesario y tomamos camino de Badajoz, España. Allí despertamos a Pancho, que quería conducir (jua, jua, jua...) y hubo relevo al volante. La juventud pasó a la parte trasera, a deleitar con sus ronquidos a los mayores. Y por fin, a las 2'45 hacíamos entrada de regreso a la capital del Imperio. Bueno, Iñaki aún tuvo que darse una vuelta dejando a cada uno en su casa. Así que durmió un poco menos.
En conclusión un buen y entretenido fin de semana de rugby; para repetir (ya han solicitado para la próxima tempora ¡10 árbitros de Madrid!) aunque lo del viaje habrá que organizarlo de otro modo.

Moito obrigados con la organización (José y Filipa) y con los responsables federativos, especialmente Ferdinando de Sousa.

El año que viene más... y mejor.


Pero... ¿este deporte no era diferente?

Con esta entrada damos paso a una nueva firma en nuestro blog, que esperamos se vea así rejuvenecido, renovado y, por qué no, fortalecido. Os dejo aquí la visión de Eryako, abierta a comentarios, como siempre. Esperamos que os guste.
 
¿Alguien recordará esos valores que hacían este deporte diferente? respeto al rival, al árbitro, la disciplina, el compañerismo, el espíritu deportivo, y todo eso se va yendo por la borda. No solo en los adultos, sino cada vez más en los jóvenes, algunos clubes tratan de mantenerlo, pero otros por las meras ganas de ganar, de aplastar y humillar al rival, no les importa matar unos valores tan apreciados por los allegados y los extraños de este deporte, salvo por la mera circunstancia que los que formamos parte de el, vemos como mueren y se van convirtiendo en leyendas urbanas que recordaremos con añoranza.
 
En un partido de infantiles entre los tigres y los leones, los que se suponen que son “educadores”, los que tienen la batuta de impartir esos valores que se han enseñado en este deporte a lo largo de los años, no paraban de increpar al árbitro e incluso insultarlo. Entre varios se les pidió que se controlaran, ya que estaban dando un magnífico ejemplo a sus muchachos, y esto,  podría terminar en problemas. ¿Como terminó? Uno de los chicos tratando de agredir al árbitro, teniendo que intervenir la seguridad de la instalación, este es el momento en el que esos “educadores” se disculpaban, era impensable, la primera vez, pero de vez en cuando mola decir esa frase de : “Te lo dije”.
 
En una de las jornadas de benjamines,  los linces contra los pumas, en el que se jugaban entre nada y nada de nada, se da la misma situación los jugadores a lo suyo, pero los “educadores” a tope con el árbitro, un chico joven en formación. En el descanso me acerco a hablar con el árbitro y me adelantan los entrenadores, cual Sebastian Vettel en Silverstone, y comienzan a recriminarle todo tipo de cosas. Muy educadamente les mandamos  a tomar por _ _ _ _, que para esto ya hay otras personas. En la segunda parte los entrenadores siguieron a lo suyo, pero los chicos del campo, que no escuchaban a sus entrenadores, no decían absolutamente nada y se dedicaban a jugar, pero los de la banda, sin siquiera comprender que se recriminaba, comenzaron a repetir las protestas de sus entrenadores.
 

-” ¿Y se puede gritar mucho para que el equipo que saca el lateral no pueda cantar las claves?”
-“No es que, las circunstancias del partido.”
-“Es que, protestar es parte de mis funciones como entrenador.”
 -“Es que, nos jugamos el primer puesto de la jornada de niños.”
 -“Es que el arbitraje está siendo muy malo.”
 
Es que, es que....
 
Parece que nos da igual, nos concentramos en entrenar todas las trampas habidas y por haber, pero seguimos sin saber pasar a la derecha, ni hacer un placaje decente. Pero lo peor de todo, es que no nos damos cuenta que las categorías inferiores, no tienen objetivos únicamente deportivos, no todo consiste en ganar, ganar y ganar, también consiste en educar a estos chicos esa serie de valores, que definen tanto al rugby como diferente, único e idílico. Este es el ejemplo que damos, y los valores del Rugby mueren.
Como alguien dice cada vez más a menudo: “Lo único que nos diferencia del fútbol, es que hay muchos menos espectadores en los campos”.
 

On the road again...


Santiago Ysart nos ofrece su crónica del viaje de intercambio que realizaron él y Víctor Aparici a Warwickshire hace dos semanas. 

Ale, a disfrutarlo.

Bueno, voy a intentar no olvidarme de las costumbres castellanas y haciendo honor al dicho "es de bien nacidos ser agradecidos", empezaré la crónica por dar las gracias a la ADARM por esogerme para participar en el intercambio con la Warwickshire Rugby Referees Society. La verdad es que al principio suena muy exótico lo de que te manden a pitar fuera del país; muy divertido; qué bien gracias. Mirando atrás, habiendo visto lo que vimos y vivido lo que vivimos, lo cierto es que es una gran experiencia difícil de igualar.
No hace falta que os contemos mucho sobre Victor Aparici y servidor, entiendo que la mayoría nos conoceréis como compañeros del comité de Madrid o habréis sufrido/disfrutado de nuestros arbitrajes. Sí que es posible que alguno quiera conocer más sobre Warwickshire, condado que yo desconocía por completo hasta hace dos semanas. Es una comarca del centro de Inglaterra donde nada es más inglés porque no puede serlo. Salpicada de distintas pequeñas ciudades es una parte del país mezcla de rural e industrial... con varios referentes históricos en ella. El principal que nos afecta es evidentemente la ciudad de Rugby, donde en su colegio privado(aunque estos infieles se empeñan en llamar public), hace 190 años un chaval se levantó con ganas de inventar el mejor deporte del mundo.
Tengo que decir que, en mi caso, habiendo vivido en una metrópoli como Londres, la imagen que uno tiene del Reino Unido está distorsionada. Incluso habiendo tenido la suerte de viajar algo por el país como turista y completado mi pasaporte de los estadios de las Home Nations la impresión que suelen dar los ingleses es algo fría... Nada que ver con el tratamiento recibido y la hospitalidad desplegada en el intercambio allí por donde pasamos.

Bueno, pues el viernes a la tarde allí que salimos Víctor y yo hacia Warks (para los iniciados). Nos acogió en su casa Charlie Yeomanson, que estaba puntualmente esperando en el aeropuerto. Gracias a él y a su familia estuvimos perfectamente atendidos en todo momento... el viernes nada más llegar nos llevó a un pub en la cercana Kenilworth, al Famous Virgins and Castle que lleva desde 1563 sirviendo al personal. Not bad. Buena bitter (poco fría para Victor) y algo de cenar junto a algunos colegas que se acercaron a saludar. Sin mucho desmelene, a la cama para estar en forma el sábado. Bueno, aún hubo tiempo para un poco de single malt en casa... 
El sábado el amigo Charlie se curró un English Breakfast de campeonato para desayunar. Confesó que no lo hace regularmente, pero me parece un gran desayuno pre-partido... siempre que lo tomes 5 horas antes de pitar! Paseo por la ciudad de Rugby, incluido el famoso colegio que estaba sin estudiantes aun por las vacaciones de Pascua. Ya habían marcado los campos con las líneas de cricket (es algo ordinario jugar al rugby con más de 15ºC para los ingleses), pero la verdad es que es algo sobrecogedor estar allí, donde todo empezó...
Sobre los partidos del sábado: ambos tuvimos la suerte de arbitrar partidos de Level 6, que es el nivel más alto que aún se puede considerar "regional". A Victor le tocó un interesante derby entre dos equipos vecinos que por los comentarios del día anterior se debían algunos cromos entre ellos. Como Inglaterra es un pais civilizado y todos los kick-off times son el sábado a las 3pm, pues yo evidentemente no lo ví así que no puedo decir mucho. El mío fue entre dos equipos de la parte baja de la tabla, Barkers Butts vs Stoke-On-Trent (donde cuiriosamente se fabrica mi vajilla de los domingos). Buenas instalaciones (con parking en la puerta para el ref eso puntúa!), buen ambiente y día soleado con el campo en buenas condiciones. Asesor oficial que me plantó micro y todo, y cuyo feedback posterior la verdad es que me pareció bien acertado y práctico. Del pre-partido, destacar la facilidad de papeleo donde te lo dan todo hecho, y me sorprendió que los equipos sólo llevan 18 jugadores y pueden hacer hasta 8 cambios rotando... así pueden sacar más equipos supongo y juegan normalmente todos. Del partido en sí, mucho ritmo, delanteros fuertes y móviles, mucho orden y disciplina en fases estáticas y lo que más me gustó sin duda es la defensa... coño si placan y todo! Al descanso ganaba el local por un punto, pero los visitantes, quizá con más recursos, le dieron la vuelta y ganaron el partido fácilmente por 19 a 32. Bonito partido. 
Por supuesto, una pinta en el club house (que es otra de las grandes cosas que debemos aspirar a tener en el rugby español) y nos juntamos con más gente del comité en otro club house, esta vez el de Old Leamingtonians. Muchos dirigentes y árbitros que se acercaban a saludar, siempre trayendo pintas de obsequio, y recuerdos de los árbitros de allí para los que han estado anteriormente de intercambio. Buen rollo y corbatas de regalo. Luego por la noche seguimos de pubs y cena en un indio esta vez en Leamington Spa.
El domingo aún teníamos una buena agenda: por la mañana visitamos la ciudad de Warwick con su imponente castillo, y fuimos a arbitrar un partido entre las selecciones U17 de Warwickshire y East Midlands. Victor, Charlie y yo nos rotamos para hacer tres tiempos del partido preparatorio para las competiciones que van a tener en próximas semanas. El club donde se jugó el partido es otro mítico, el Rugby Lions que también nos dejó boquiabiertos con las instalaciones y su clubhouse. Partido muy dinámico que ganaron fácilmente los visitantes. Tercer tiempo y aún nos esperaba una cena en casa de nuestro anfitrión que nos trató como a dos miembros más de su familia. Mary, su mujer que es galesa, había preparado una pierna de cordero asada. Thank you!
Fantástico fin de semana de rugby, fantástica experiencia arbitral y personal. Cheers!