Alguien ha matado a alguien...


Ha empezado el Super Rugby y, como suele ser habitual, es banco de pruebas para algunas novedades. En el caso que nos ocupa, la aparición de la “tarjeta blanca”. La tarjeta blanca se implanta como una herramienta para, supuestamente, quitar presión a los árbitros y permitir la sanción de acciones que el árbitro o bien no ha visto claramente, o no está seguro de quien ha sido el infractor. Para aclararnos: si en una acción el árbitro CREE que ha habido antijuego puede mostrar la tarjeta blanca. Esta tarjeta hará que el oficial comisionado tome nota de que en esa acción ha podido producirse antijuego y tendrá que evaluar a posteriori la situación; obviamente también significará que los jugadores involucrados estarán avisados de que pueden ser objeto de una citación.

Andre Watson, jefe de los árbitros sudafricanos, cree que esto quitará presión a los árbitros y clarificará las situaciones, en especial para los jugadores involucrados, que no se verán “sorprendidos” si reciben una citación después del partido.

Mi opinión personal: Esto no lo vamos a ver en España nunca. Apenas nos da para poner árbitros asistentes; no tenemos TMO; no tenemos cronometrador oficial; no hay cuarto árbitro… como para enviar “comissioners”. Ah, y que para eso los clubes deberían facilitar los vídeos de los partidos. De TODOS los partidos. Y con calidad.

Eso por un lado. Y al margen de eso, me parece que no arregla nada. Es más, facilitará aún más el arbitraje “amable”. Es seguir en la línea de “quitarse el muerto” que empezó con la implantación de las tarjetas amarillas y siguió con el uso del TMO.

Con la tarjeta amarilla muchos árbitros encontraron la herramienta perfecta para no utilizar la tarjeta roja. Acción violenta pero no me mola comerme el marrón de que digan que me cargo el partido: pues una amarillita y aquí paz y después gloria. Y en los países civilizados, si lo ha visto el comissioner, ya le citarán al pollo y le caerá lo que le tenga que caer (véanse casos recientes, como el de Bradley Davis en el Irlanda-Gales).

Luego llegó el TMO. La panacea universal. Cojonudo; esto iba a revitalizar el rugby o poco menos. Y no es más que una fuente de conflictos. La idea es magnífica: todos los árbitros creo que coincidimos en ello; pero bien utilizado. Porque resulta que el protocolo dice que el árbitro debe preguntarle al TMO: “¿Hay alguna razón por la que no debería conceder un ensayo?” y lo que le pregunta es: “¿Ensayo o no?”. O sea, que cuando llego a cinco metros de marca yo, árbitro principal, miembro del panel A, abro el esfínter y me relajo, porque total, le voy a largar el muerto al de la tele. Que está arriba en la cabina, nadie le ve el careto, no conoce su nombre ni Dios y cuando diga en Twickenham que lo de Streetle no es ensayo, yo me encojo de hombros, me doy mus y digo que lo que diga el TMO.

Y ahora llega la tarjeta blanca. Que es más de lo mismo. Es la “sublimación” de todo lo anterior. Veo una jugada, intuyo algo y… uyyyyy, parece que alguien ha matado a alguien. Pero no me complico. Tarjetita blanca y a jugar. En vez de estar pendiente y alerta, no, mucho más relajado. Porque no tengo que tomar decisiones complicadas. Con decir que “no estoy seguro de lo que ha pasado” o “no estoy seguro de quien ha sido” estoy al cabo de la calle. Y que decida el comissioner. O los mamones del comité que estarán ahí en su casa, viendo la tele y hartándose de Guinness mientras yo estoy aquí en el campo, helándome de frío. Ah, no. Eso tampoco. Que ahora si hace frío se suspende.

Por cierto, ya se ha dado el primer caso de una tarjeta amarilla “off the field”: Michael Hobbs de los Blues, en partido frente a Crusaders por un placaje alto, ha tenido el dudoso honor de ser el pionero de las sanciones “off the field”.

Qué lástima. Frente a árbitros y arbitrajes valientes, vamos al buenrollismo y la mano por el lomo.

Y lo peor es que el motivo, en mi opinión, no es otro que la pasta. Con éstas actuaciones los árbitros se ahorrarán sacar tarjetas amarillas y/o rojas, lo que implica que nunca dejarán a un equipo en inferioridad numérica, lo que iría en contra del espectáculo, lo que iría en contra de las audiencias del Super Rugby.

Que nadie se lleve a engaño. Que ese y no otro es el motivo.

Para nuestra suerte o desgracia (en éste caso yo creo que por suerte), como he dicho arriba, aquí no vamos a ver eso hasta que las ranas críen pelo.


(Foto: PlanetRugby)

II Premio arbitraje ADARM

Pues si, aunque parezca mentira, y por motivos varios que no vienen a cuento se ha retrasao mucho mas de lo previsto, ya tenemos agraciado con el segundo premio arbitral de esta humilde asociación.
Esta vez el agraciado es nuestro compañero y asociado José Alberto Rodríguez de Castro, por su labor al frente de la formación de los árbitros madrileños, y por ser el autor del programa "arbis", que tanto buenos frutos ha dado a la federacion madrileña a la hora de captar nuevos aliados en nuestro lado oscuro.
Desde aquí nuestra enhorabuena, y en próximas fechas indicaremos lugar y fecha de la entrega de este premio a su agraciado.

AGRESION

Tenía que pasar. Bueno, en realidad volver a pasar, porque esto no es la primera vez que ocurre. Y me refiero a la cobarde agresión a un compañero árbitro. En éste caso le ha tocado la china a nuestro compañero Juan Manuel Gárate, árbitro de Cantabria al término de un encuentro en la Liga Vasca.
Como digo, aunque no es frecuente ni mucho menos, esto no es la primera vez que pasa. Y volverá a pasar. Porque no ponemos remedio para que no pase. En éste caso, parece que el agresor ha sido alguien “que hacía las funciones de entrenador” de uno de los equipos.
Vale.
Punto 1: ese tipo, ¿tiene licencia?
Punto 2: ese tipo, ¿está en el acta?
Si no se cumple el punto 1, el único recurso, la justicia ordinaria.
Si no se cumple el punto 2, habrá que comprobar primero si se cumple el punto 1. Si no se cumple: habrá sanción administrativa para el club al que “representa”. Que inmediatamente dirá que no se hace responsable de los actos de alguien que no tiene licencia por su club.
Si se cumple el punto 1. El Comité de Disciplina de la Federación Vasca podrá tomar cartas en el asunto. Y podrá sancionarle. Lo que querrá decir que no podrá firmar las actas y no podrá sentarse en el banquillo, donde lo haya. En la mayoría de los casos eso quiere decir que deberá estar detrás de la valla en lugar de delante. Y como éste tipo no es jugador, tampoco queda el “consuelo”de que no podrá jugar tampoco mientras le dure la sanción.
Así que, ¿qué nos queda?. El lamento, los golpes de pecho, las buenas palabras, el “caso aislado”… De verdad, ¿cuántos “casos aislados” necesitamos para darnos cuenta de que tenemos
un problema? Esto no es más que un colofón a cosas que se ven semana tras semana en todos los campos de España: gritos, protestas, insultos de todo tipo a los árbitros, amenazas…
En las últimas semanas, en Madrid, he podido ver cosas como éstas:
-Como un árbitro de 18 años sale casi perseguido por el público de un partido infantil.
-Como un “educador” en un partido ¡PREBENJAMIN!, dentro del campo, mientras se supone que está para ayudar a sus jugadores, se dedicaba a protestar a grandes voces al árbitro, un chaval de 17 años. No contento con eso, el “educador”, cuando la organización le dijo que se
fuera del campo respondió que él no se iba. Consiguiendo que el encuentro estuviera parado hasta que alguien, sí responsable, hizo que se lo llevaran. “Educador”.

Y más.
Dejemos de llorar y lamentarnos por la leche derramada. Todos tenemos club. Hagamos algo desde dentro. No permitamos los “casos aislados”; no permitamos que campen por sus respetos los “dos o tres de siempre”. Porque si no, seremos y haremos lo mismo que criticamos de
otros deportes.
Pero con menos público.
Y, por supuesto, todo mi apoyo a mi compañero y amigo Juanma Gárate.

A vueltas con el spear tackle


Me resulta casi tedioso volver a éste tema. Pensaba que había quedado claro de manera cristalina, pero es evidente que no. Viene esto al caso de la acción realizada por el galés Bradley Daviessobre el irlandés Donncha Ryan en la pasada jornada del Seis Naciones.

Creo que en vez de repetirme, voy a remitirme a lo dicho en entrada anterior (“Indignado”) del
16 de octubre de 2011.

Sólo por incidir más en el tema. Aún no entiendo qué es para David Pearson merecedor de tarjeta roja, pues la acción de Davies lo tiene todo:
-levanta al contrario del suelo.
-lo voltea, poniendo sus piernas totalmente por encima de la cabeza.
-lo lanza contra el suelo, impactando lo primero el cuello y cabeza de Ryan.
Y no contento con eso, como el
propio Pearson le dice a Barnes, todo se produce “off the ball”. Vamos, que la acción estaba a diez metros de dónde se estaba disputando el balón y, a mayor abundamiento, Ryan NUNCA tuvo el balón en sus manos.
Barnes no tiene más remedio que hacer lo que hace, decirle a Pearson: “no he visto nada”; escucharle y pedirle su recomendación. Y como Pearson le dice que amarilla, pues amarilla que
muestra. Ahora bien, excepción hecha del propio Pearson y de algún otro despistado, todo el mundo que vio el partido en directo o posteriormente tiene claro que eso es TARJETA ROJA.

Sobre la otra acción polémica, el placaje de Ferris al final del encuentro, hay más controversia. ¿Es spear tackle; es un placaje peligroso; es un placaje sin más… no es nada?
Difícil decisión.
En mi opinión, no es, sin duda, spear tackle, ya que no se dan las circunstancias descritas para que lo sea. No se levanta al jugador de Gales; no se le ponen las piernas por encima de la
cabeza (de hecho su pierna izquierda apenas pierde contacto con el suelo); no cae ni con la cabeza, ni con el cuello… ¿es un placaje peligroso? Pues… vistas las repeticiones, a mí lo único que me parece es un lance del juego… pero muy espectacular. Y entiendo que Wayne Barnes, en directo, en el minuto 79’30 de un partido muy intenso y viendo eso a toda velocidad, considere que es un placaje peligroso. Y si él considera que se trata de un placaje peligroso no cabe duda
de que debe mostrar a Ferris la tarjeta amarilla. Lo malo (para Barnes y Pearson) de esa decisión es que la acción no soporta la comparación con la acción previa de Davies, castigada con la misma sanción. Y claro, luego llega la hora del Comité de Disciplina. Porque Davies y Ferris son citados. Y ocurre lo lógico:
7 semanas de sanción para Davies y exculpación total para Ferris. Pero… Gales jugó durante los últimos diez minutos con 15 hombres cuando debería haberlo hecho con 14. ¿Hubiera variado el resultado? Eso ya nunca lo sabremos.
Por cierto, ¿sabéis quien dirige éste fin de semana el Francia-Irlanda?; ¿y quien le hace de árbitro asistente?