Abrantes Dia 2...............La Playa


Continuan las andanzas de Alfonso en tierras Portuguesas. Aqui está el segundo día:

La mañana de sábado comenzó temprano, con un frugal desayuno en nuestro alojamiento y posterior traslado hasta la playa de Abrantes, una pequeña zona en la ribera norte del Tajo que han adaptado con campo de futbol, de rugby y de voleibol, y que como era de esperar, tenía más piedras que el Acueducto de Segovia.



Una vez allí, comenzó el trabajo por grupos de los chavales mientras los árbitros realizábamos unos simples ejercicios de toque de silbato. Fue durante estos ejercicios cuando surgió la polémica por el “anclaje”, ya que uno de los ejercicios de los chavales estaba enfocado a perfeccionar ese gesto técnico.


Este gesto consiste en situarse sobre el balón, lo más bajo posible y agarrarse al jugador del suelo, de tal forma que ante un contraruck, se cuente con un apoyo extra para evitar que te arrastren.

Según los portugueses se permite realizarlo en todo el mundo y es un gesto que favorece la continuidad, argumentos que le recordamos que eran los mismos que se usaban para justificar el sealing off y que la IRB había puesto en cuarentena. Respuesta, en este torneo se ancla todo el que quiera y no será sancionable, así que tomamos nota y a otra cosa.

Tras los entrenos, se volvieron a conformar los mismos equipos del día anterior para jugar a Rugby Playa, una versión adaptada de rugby 5. En esta ocasión el juego era más trabado debido a la estrechez del campo y lo pesado del terreno de juego, pero aun así se vieron buenas jugadas por parte de los chavales.

Tras los partidos, realizamos una pequeña inmersión en el río Tajo, crioterapia lo llamó la fisio, yo más bien lo definiría como tortura china. Más de 5 minutos en un agua francamente fría y con el fondo lleno de piedras puntiagudas. Al acabar, regreso a casa a comer, donde nos ofrecen un plato con arroz, pollo y unas hojas de lechuga, formando un conjunto francamente mejorable y algo escaso. El problema vino cuando algunos chavales quisieron repetir, menudo estomago el de ellos, a lo cual la cocinera se negó en rotundo alegando que no iba a llegar para los portugueses que comían después.

A la tarde vuelta al estadio para realizar otro entrenamiento mientras los árbitros analizabamos el video de nuestros compañeros portugueses del día anterior. La verdad es que esta actividad fue bastante provechosa, mucho más que la de la mañana.

Tras esto, los españoles arbitramos los partidos de rugby a 10 que sucedieron al entrenamiento, donde pudimos comprobar en nuestras carnes la rapidez de esta variación del juego.
Después, nueva cita con la crioterapia para los chavales, que nosotros cambiamos por una cervezoterapia en el chiringo de la “playa”.

Para cenar, teníamos exactamente lo mismo que el día anterior, pasta y carne de cerdo. La cosa ya no nos hizo tanta gracia y empezamos a valorar otras posibilidades.
Y por la noche decidimos salir a tomar algo por la playa, donde nos comentaron que había una zona donde mejorar nuestra técnica de anclaje. Y aquello como siempre, quedará para historias contadas de boca de druida a oído de druida, como la pócima de Panorámix.


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