EUSA 2010: El ejército de Pancho Villa toma Córdoba

La ADARM, en las personas de José Ignacio Fernández y yo mismo, ha estado representada en el Campeonato de Europa Universitario de Rugby 7 que se ha celebrado el pasado fin de semana en Córdoba. Además de nosotros dos, el elenco arbitral estaba formado por nuestros compañeros de Madrid Itziar Díaz y Axel Ghinson, Jorge “Robin” Molpeceres de Castilla y León y Pedro Montoya e Igotz Gallastegi del colegio vasco.

Tras un viaje en AVE en los ya tradicionales “asientos” de bar (hay que hablar seriamente con la FER para que negocien unos billetes de precio reducido sin derecho a sentarse pero con consumición incluida), llegar al Colegio Mayor donde ya estaba Pedro y acreditarnos ante la organización conocimos a José Luis “el Pollo” Pérez, el responsable arbitral, y a un tal Bob, al que rápidamente rebautizamos como Bob Esponja, el responsable deportivo del torneo, que tuvieron una de esas conversaciones que marcan historia durante la reunión arbitral con Pedro, Itzi, José Ignacio y yo:
Bob Esponja: “¿Dónde está el resto?”
Nosotros: “Los otros tres están todavía de viaje, llegarán esta noche”
B.E: “¿Tres? Pero si contábamos con 12 o 13 árbitros”
El Pollo: “Pues la Federación considera que 7 son los necesarios para un torneo así”
B.E.: “Pues tenéis una dura tarea por delante……”

Cuando consiguió digerir la noticia de que tenía la mitad de los árbitros con los que contaba nos informó de los detalles de la competición, entre ellos que visto lo visto mejor que quintetos ibamos a formar tripletas arbitrales, que habían decidido que como las chicas de Coimbra eran muy novatas en sus partidos las melés fueran pactadas, y que él tenía que volver a Inglaterra el jueves por la tarde (pero, ¿no era el responsable deportivo?). Lo cierto es que tampoco perdimos gran cosa, porque lo único que salió de su boca durante la mañana que estuvo en el campo fueron quejas sobre las decisiones arbitrales del que tuviera la desgracia de pitar a Bristol.

También andaba por allí Vicente Martínez, a la sazón responsable de deporte universitario del CSD, vicepresidente de la FER y autor de la frase graciosa de la jornada tras mirarnos de arriba a abajo: “y vosotros, ¿cómo vais a ir vestidos a la ceremonia de apertura?” Las carcajadas de los cuatro se debieron de oír desde la calle Ferraz, y ganas me dieron de decirle que si fuera por la ropa oficial que nos da la FER para ir a un Campeonato de Europa, espera, espera que lo voy a repetir más alto, UN CAMPEONATO DE EUROPA, tendría que ir en pelotas.

El evento como tal arrancó con la tradicional ceremonia de apertura con su desfile de participantes, abanderados, izada de banderas, himnos y discursos floridos. Y allí estaban todos los equipos, entre los que se encontraba alguna celebridad como el actor secundario Bob, perfectamente uniformados con sus polos oficiales y sus chandals menos los árbitros que una vez más parecíamos el ejército de Pancho Villa. Tras la inauguración del torneo, en la que le endosamos a Pedro el encargo de leer el juramento arbitral por ser el único que llevaba un pollo en el pecho, regresamos a la Residencia a cenar antes de salir a tomar una cerveza y retirarnos a las 12:20 a nuestros apartamentos.

El jueves durante el desayuno, y visto el cariz que tomaba el asunto, decidimos aplicar la famosa autogestión y a falta de Fernando “Atorrín” Raposo, me erigí en Capitán Tirano e impuse una rígida disciplina cuasi espartana con sus tradicionales sanciones de “faif lagarts”. Y en esas estábamos cuando de repente una chica se nos aproxima y nos pregunta en inglés que si somos los árbitros, que ella también lo es y que ha venido con la delegación de Marburg a pitar. Resultó ser Katy, árbitro internacional alemana que había coincidido con Pedro e Itziar en el “bolo” de la FIRA de Odense donde se lesionó en su primer partido. Ese antecedente nos dejó un poquito acojonados pero lo cierto es que hizo un torneo excelente y se integró en el grupo como una más. Ya cuando nos íbamos a ir apareció el Pollo para darnos las designaciones sin Katy porque “me acabo de enterar de que ha venido ella y un francés con la delegación de Burdeos, así que las de la mañana se quedan como están y rehago las de la tarde”.

A las 8 y cuarto estábamos en el campo dispuestos a comenzar la competición mientras a nuestro alrededor los voluntarios iban montando carpas, mesas de control, megafonía....Los que habéis estado en el Cisneros conoceréis esa sensación de “es imposible que esto comience a su hora”, y de repente, dos minutos antes, todo está en su sitio, los equipos en el campo, el árbitro con el balón en la mano, y sin saber muy bien cómo, arranca el primer partido y luego el segundo y el tercero….y la mañana va pasando sin grandes novedades hasta que a eso de las 10 y pico aparece por la mesa un tipo con bañador de Decathlon, zapatillas y la camiseta y la gorra de Cruzcampo que la organización le daba a los participantes y dice que se llama Leo y que es el árbitro francés.

Indagamos un poco y las respuestas que da son poco esclarecedoras, del tipo “no, bueno, sí, yo soy árbitro, sí, bueno, en Burdeos, sí, claro ¿licencia?, ¿federación?, uff no os entiendo, hablo muy poco inglés y nada de español....” con el consiguiente mosqueo por nuestra parte, pero el Pollo da el visto bueno así que la autogestión comienza a actuar y “milagrosamente” en las designaciones aparecen partidos, linieres y cuartos árbitros para él y para Katy, hablamos con ellos, les decimos que pitan los dos siguientes partidos y el francés dice que vale pero que no ha traído nada, así que tras pasar del mosqueo a la indignación por lo que tenía toda la pinta de ser una tomadura de pelo y reconfirmar con el Pollo que el elemento aquel iba a pitar, le metemos el intercomunicador en el bolsillo del bañador, le ponemos el pinganillo en la oreja, le dejamos silbato, cronómetro y camiseta del CNA (bueno, la camiseta se la metió Pedro al campo cuando iba mediada la primera parte porque el tipo ni se había dado cuenta de que él iba de blanco y uno de los equipos también), le quitamos la gorra de la cabeza cuando iba ya por la línea de 15, lo empujamos al campo, cerramos los ojos y nos preparamos para lo peor. Y bueno, en honor a la verdad no llegó a lo peor, sólo se quedó en malo de cojones, como el típico árbitro de universitaria que es su primer partido y sigue el juego a 30 metros, no hace gestos, lleva el silbato colgando del cuello...vamos, que era efectivamente una tomadura de pelo que entendimos poco después cuando descubrimos que los árbitros de las delegaciones no pagaban viaje ni alojamiento y le vimos pegarse el lote con una de las jugadoras de Burdeos: fin de semana a gastos pagados con la novia en Córdoba por todo el morro.

Y así, con menos calor del esperado fue trascurriendo el día con las consabidas cagadas que provocaban las primeras multa. A la una acabábamos la sesión de mañana y tras tomarnos una cerveza en el bar de la esquina nos fuimos a disfrutar de la piscina de la residencia antes de dar cuenta de una “suculenta” comida durante la que Igotz empezó a dar la charla con que ya podían abrirle la piscina a las 7 de la mañana para hacerse sus habituales 1500 metros a nado, y que con quien tenía que hablar. Total, que cuando apareció el Pollo para darnos las designaciones de la tarde (que tuvieron que ser reevaluadas y tuneadas por el procedimiento habitual de la autogestión) le encalomamos el encargo de Igotz.

La sesión de tarde arrancaba a las 19 así que tuvimos tiempo de tomar café y echarnos la siesta antes de la cita de las 18:15 en el campo a la que acudimos todos puntuales. Los partidos de esa segunda sesión del jueves confirmaron que la cosa estaba entre Coimbra, Bristol, Montpelier y Dublín en chicos y A Coruña, Barcelona y Burdeos en chicas. Al término de los encuentros cerveza, “deliciosa” cena y unos mojitos para soltar piernas antes de volver a las 12:20 a la residencia.

Para variar me costó dormir a pesar del aire acondicionado que teníamos y bastante antes de las 7 de la mañana del viernes ya estaba despierto por lo que fui de los primeros en llegar al desayuno. El Pollo nos dio las designaciones de la jornada (sólo fueron precisos unos cuantos ajustes de autogestión) y de nuevo estábamos todos como clavos a las 8 y cuarto en el campo. Partidos sin demasiadas incidencias, algo más de calor que el día anterior aunque soportable y pocas novedades antes de volver a la piscina, a las cervezas del bar, a la comida de la residencia (salvo Axel que tuvo permiso para ir al centro a comer salmorejo y rabo de toro) y a la siesta.

Por la tarde la hora de inicio eran las 18 y la diferencia de una hora con el día anterior se dejaba notar en la temperatura así que a todo el mundo le costó un poco más ponerse en marcha, especialmente al Pollo que llegó al campo cinco minutos antes de que empezara el primer partido con la actas, las tarjetas de cambios, los banderines……..lo que lógicamente le acarreó cinco euros de multa y una bronca por parte de los delegados de los equipos que jugaban. La verdad es que esa tarde nos juntamos con todas las incidencias administrativas del torneo: además de la llegada tardía de las actas hubo un despiste en la mesa de control con el tiempo de un partido y cuando el árbitro pitó el final a ellos aún les quedaba minuto y medio. No sería ningún problema si no fuera por la mala suerte de que el delegado del equipo que perdía de 2 acababa de preguntar cuánto faltaba con el consiguiente follón. Y en otro de los partidos hubo una reclamación por el resultado (lo típico, una transformación que entra o no o Dios sabe y nadie se acuerda). Por suerte el árbitro era Pedro que lleva el tanteo siempre porque el francés (¿quién si no?) que era el cuarto árbitro lo único que decía era “j’sais pas, j’sais pas....” y la cosa no fue a mayores.

Por la noche, y por pura envidia de Axel que volvió contando maravillas de su comida, decidimos bajar a cenar todos menos Igotz a la Taberna de la Viuda donde nos apretamos dos de salmorejo, dos de flamenquines (una tradicional y otra de queso), dos de huevos estrellados, una tortilla de rabo de toro y dos de rabo de toro sin tortilla. Con café, algún postre y bebidas 25 pavos por persona. Digestivos tras la cena y de vuelta en la residencia a las 12:20 sin novedad.

Durante el desayuno del sábado, que suscitó una buena recaudación de multas, recibimos las designaciones del Pollo para todo el día en las que ya no estaba Leo ya que oficialmente "tenía que irse" aunque sospechamos que las quejas de las delegaciones, especialmente las otras dos francesas, tuvieron algo que ver. Esta vez las decisiones del Pollo fueron escrupulosamente respetadas, y a la salida del desayuno nos encontramos con Igotz que venía de nadar: EL POLLO LO HABÍA CONSEGUIDO!!!! Creemos que tuvo que hablar hasta con el Rector, pero a las 7 había un segurata en la puerta de la piscina para franquearle el acceso a Igotz que se hizo sólo 1200 metros: “es que en piscina me aburro de dar vueltas, en Mutriku nado entre dos boyas que están a unos 200 metros una de otra y se me hace más corto, ahí va la hostia”.

A las 8:15 estábamos una vez más bajo la carpa de la mesa de control y empezamos con lo que valía de verdad: tras dos días de liga todos contra todos comenzaban las eliminatorias y la gente empezó a apretar el culo con los consiguientes nervios. Las semis quedaron establecidas casi como estaba previsto desde el primer día, Coimbra – Dublín y Montpelier – Bristol en categoría masculina y Lille – Bordeaux y A Coruña – Barcelona en la femenina. Coimbra, Montpelier y Bordeaux hicieron buenos los pronósticos y se clasificaron con facilidad para las finales, mientras que el duelo español fue ajustado hasta el último segundo imponiéndose por la mínima A Coruña, presentándose dos finales a priori duras y muy interesantes: la femenina sería la lucha de las individualidades de bordelesas y coruñesas, mientras que el estilo físico y de contacto de los franceses (impresionante el tamaño de los tipos) se contraponía a la velocidad y técnica de evasión de los lusos.

En la final femenina las chicas de Bordeaux se mostraron superiores a A Coruña, quizás demasiado dependientes de sus dos internacionales, alzándose con el triunfo por 10-7. En la masculina el juego no estuvo a la altura de las expectativas y las patadas tácticas y el centrocampismo primaron sobre el juego abierto. Finalmente, un ensayo tras una patada a seguir del capitán de Coimbra a falta de un minuto decantó el marcador del lado portugués y evitó que el primer empate del torneo fuera a darse en la final.

Tras las celebraciones desfilamos en la ceremonia de clausura antes de (sí, lo habéis adivinado) disfrutar de unas cervezas previas al cocktail oficial del torneo en el bar de la piscina. De la fiesta oficial posterior sólo diré dos palabras: haber estado.

Los seis momentos del torneo

6.- El viernes mientras nos juntábamos para irnos a cenar salen las chicas de A Coruña del comedor de la residencia y se nos acerca una de ellas, “¿os puedo hacer una pregunta?¿por qué nos ha pitado el hombrecillo ese?”
5.- Al hilo de una conversación sobre los mejores días para salir y los portugueses afilandose las garras y aleteando alrededor de cualquiera con falda y/o tacones, alguien deja caer la siguiente perla: “tío, los miércoles son los nuevos viernes y los portugueses los nuevos italianos”.
4.- La cara de Katy cuando le dije que esa carne guisada que estaba degustando tan gustosamente era rabo de toro.
3.- Igotz en plan estrella del rock negociando con el Pollo que le abrieran la piscina a las 7 de la mañana para hacerse sus 1500 metros diarios. Creemos que también pidió que le recogieran en la estación con un Rolls Royce rosa con asientos de cuero blanco, un vestuario privado con 300 botellas de Moët Chandon y 3 masajistas ucranianas, una suite con una cama triple King Size redonda con sábanas de algodón egipcio y una botella gigante de lubricante.
2.- Igotz negociando con el Pollo para que le buscara una toalla en el cocktail oficial del sábado noche. Una vez localizada la toalla saltó la valla de la piscina para darse un baño suponemos que en bolas, porque no llevaba el bañador.
1.- Robin hace el sorteo para su Montepelier - Bristol, le pregunta al capitán inglés si prefiere cara o cruz y le da al francés la moneda para que la lance. Éste la tira, la coge, abre la mano, ve lo que ha salido y como no le convence la voltea de nuevo sobre el dorso de su otra mano ganando obviamente el sorteo….y Robin que ni corto ni perezoso lo da por bueno y le deja elegir. Ese fair play francés.

Ya por último querría agradecer y dar la enhorabuena a toda la organización y especialmente a los voluntarios por el curro que se metieron para que el torneo fuera un éxito y sobre todo por hacernos la vida más fácil durante los tres días de competición.

Nota: la mayoría de las imágenes que acompañan el texto son de la página oficial del torneo.

1 comentario:

"El presi" dijo...

Se ve que el estres fue grande.