Aventura hacia Orense Licorcafé

El partido a arbitrar era el ARV Ourense contra el Muralla R.C., es decir, un vuelto a Nacional "recién" tal como dirían todos sus jugadores de "allá" contra un equipo en cuadro que celebraba las fiestas de su pueblo.
La aventura comienza en Madrid, con un vuelo a Vigo, sin retraso e incluso más, con ¡¡ adelanto !! de unos 10 minutos frente a la hora prevista. Supongo que no se repetirá mucho esta situación durante el año....¡ojala sí!. Al llegar a Vigo y tras realizar todos los trámites para recoger el coche de alquiler, me encuentro con que el pilotillo de la batería está intermitente, dando una mala espina que pa qué. Así que con la mismas me vuelvo al mostrador, aviso y me cambian el coche.
Empezamos bien. Para asegurarme, intento arrancar el coche del peligro y confirma todas mis apuestas...de arrancar, "ni mijita". Ya en el coche bueno (?), me apuro para ir saliendo del aeropuerto no vaya a ser que el adelanto del avión al final sea un retraso en Orense.
Todo genial, vaya cochecillo majo este C2 hasta que de repente suena "piip, piiip, piiip". Miro y remiro el panel de información y nada....claro que estaba en alemán (ya podían haberlo cambiado a gallego que se entiende un poco más, joer). Espero que no sea nada, bajo la música por si el motor, que suena de vicio, y ná de ná. Continúo, una cuesta abajo y otro "piiip, piiip, piiip" y vuelta a mirar intensamente el panel de información que no me informa de nada. Con paciencia continúo si parar, pensando que si tengo el teléfono de asistencia, que si cómo llego a Orense si se queda parado, que dónde andará la oficina de rent-a-car en Orense, y para mañana que tal si me quedo tirado yendo a Santiago.....vamos, de lo más entretenido.
Tras muchos piiip más llego a "Orense licorcafé" mirando el reloj y decidiendo si me voy a comer antes del hotel o lo hago al revés. Cartel de Carrefour en una salida cercana, lo cual me dice, ¡eh! que allí siempre hay para comer un platillo combinado o algo parecido. Pues buscando el p.... Carrefour me doy mil vueltas casi llegando a la catedral de Orense, todo por no parar y preguntar como haría cualquier hijo de vecino. El caso es que me rindo y decido ir a por el hotel. Otra hazaña a conseguir. El hotel Auriense está donde cristo perdió la cruz si no conoces esas carreteras de las afueras de Orense. Menos mal que te dicen que a 5 kms de Orense....ya, pero ¿en qué direccion?
Tras una buena colaboración de un ciudadano orensano que casi me deja en la puerta del hotel (por fin me decido a preguntar, si es que.....ya me vale), me alojo y a toda prisa a comer en la cafetería. Bueno, las prisas se disipan y todo listo para que me recojan para ir al campo.
Y aquí llega el momento estelar del fin de semana. Este delegado local, con toda su hospitalidad se presenta en el hotel ¡¡¡ EN MOTO y CON UNA PIERNA ESCAYOLADA !!! No me lo podía creer....que ya tengo coche yo y vamos en él. No sé cómo me dejo convencer y maletilla (de avión), delegado piloto con escayola (de rodilla para abajo) y con sus muletas, árbitro con casco pensando que no llegaba sano, todo en una moto yendo para el campo de Monterrei en esos caminos locales. No sé cómo pero llegué.
Tal como era de pensar y como me pasa siempre en Monterrei, una hora antes el equipo visitante no está. La calma es impresionante y prisas que pa qué.
Hubo partido....poco que contar, los visitantes muy mermados físicamente y los locales que no se deciden a puntuar hasta el 30 de la primera parte.
Pero el partido no es lo interesante del viaje. Es la causa, pero finalmente fué lo más normal de esta aventura. Vamos a seguir contando.
Sí que estuvo interesante, original y de buena elección el sitio donde nos fuimos del tercer tiempo. Supongo que os gustará el paisaje de la foto. Son termas naturales del río Miño con aguas a unos 65-70º justo al lado del río. La mayoría de los jugadores las probaron. Yo, ya duchado, limpito y vestido lo dejé para otro momento pero seguro que no fué una elección correcta. En definitiva, espectacular el sitio y la temperatura que nos acompañó toda la tarde.
La noche nos esperaba con una agenda agitada también. Semifinales del mundial, Francia - Inglaterra en el local del talonador orensano. Posteriormente habría que comer algo en el centro, sobre todo ese pulpo que no se puede olvidar. Es allí donde los locales te muestran las excelencias del "licorcafé", y te llenan y rellenan la copa aunque les insistas en que ya no más, por favor.
Al día siguiente quedaba la vuelta en el coche piiip, piiip, piiip. Algo me mosqueaba. En todas las vueltas que habia dado por Orense no había pitado en absoluto, así que no era por recalentamientos, aceites, o demás causas mecánicas. Poco a poco me voy orientando por la N-quinientos y pico hacia Santiago y el coche suena muy bien. cuando llego a la autovía me doy cuenta de lo que causa el piiip. Cada vez que el coche marca 12x, avisa, vamos que no puedes pasar de 120 sin perder los nervios. Ya podían haber avisado, joer, que casi llamo a la asistencia en carretera por esa gilipollez.
Llego a Santiago de Compostela con tiempo para dar un vueltazo y probar productos de la tierra antes de ir al aeropuerto. Y así lo hago. Por las calles del centro busco bares donde, a base de tapas, hago las delicias del paladar. Fantástico ese solomillo sobre base de manzana y por supuesto esa vieira, los berbes y la empanadita.
En el local de la foto, una camarera del otro lado del charco, superatenta, te trata fantásticamente. De precios, casi prefiero no recordarlo, pero bueno, no se está cada dos por tres en Santiago.
Como fin de la aventura otra circunstancia increíble. Otro vuelo sin retraso y sin ningún problema. Se acababa la odisea de este fin de semana.
Y es que lo de ir a Orense nunca es intranscendente, sea como sea, suelen ser viajes para recordar, sobre todo por la cordialidad de los locales y los lugares que esta tierra tiene para agradar a los extranjeros.
Seguro que no es el último viaje a Galicia en este año. Así que... seguiremos contando.

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