Has decidido ser árbitro y tus buenas actuaciones en tu regional, sumado a superar los correspondientes exámenes de reglamento hacen que te envíen al Curso de Ascenso a Nacional. Y vas y lo apruebas. Y a la temporada siguiente vas y superas las pruebas físicas. Y resulta que ya eres árbitro nacional.
Bueno, has conseguido una parte, que es llegar, ahora lo que importa es mantenerse.
Tu motivación está a tope. Eres árbitro nacional, has pasado de arbitrar el Trápaga-Sestao, como dice Mikel Etxebeste, a arbitrar partidos “nacionales”.
No te importa que para ello tengas que hacerte un viaje de 900 kms desde Oviedo para arbitrar un Cáceres-Badajoz, por ejemplo (o un Oviedo-Tarazona en coche, que mola un huevo). O salir un viernes por la noche de tu casa y volver el domingo para arbitrar un partido el sábado en Las Palmas porque de esa manera “sale más barato”. O irte en coche de Madrid a Lugo porque no encuentras ninguna combinación de transporte público. O…(cada cual que añada lo que prefiera; todos tenemos recuerdos de algúno de éstos maravillosos viajes). En realidad, con la ilusión a tope, todo esto no te importa en absoluto; lo único que te importa es arbitrar cada semana y tratar de hacerlo bien.
Un inciso. Efectivamente, los jugadores, a menudo, tienen que hacer también estos viajes. La gran diferencia está, desde mi punto de vista, en que los jugadores viajan todos juntos. No es lo mismo hacerse un Madrid-Lalín-Madrid (por ejemplo) en coche tú sólo que con 20 compañeros más en autobús. Sin duda ninguna.
En fin, volviendo al tema. Estás a tope, que te sales. Y cada vez arbitras mejores partidos y al cabo de un par de temporadas van y te promocionan a División de Honor B. Tampoco te libras de algunos viajecitos guays, pero te han promocionado y sigues con la ilusión de que lo estás haciendo bien…y la División de Honor A está más cerca. No problemo; tu motivación continúa a tope. Y no para, porque una o dos temporadas después, la gran noticia: eres promovido a División de Honor. Lo has conseguido. Has tocado el techo del rugby nacional. Así que tu moral está por las nubes…y así puede continuar durante varias temporadas. Quieres arbitrar mejores partidos, hacerlo bien, así que te entrenas, ves vídeos, asistes a los cursos, colaboras con algún club, con tu Comité Territorial… En fin, todo eso te mantiene motivado para arbitrar. Al fin y al cabo estás en la élite y, quien sabe, tal vez te puede llegar la oportunidad de ser internacional. Desde luego todo esto parecen razones bastantes para estar motivado y continuar arbitrando.
Pero esto es lo fácil.
Y al fin y al cabo, en ésta situación no se encuentran más de 10 ó 12 árbitros.
Pero, ¿cuál es la motivación de un árbitro nacional que no ha conseguido ascender a División de Honor A o División de Honor B, o que ha bajado de esas categorías?. Porque la gran mayoría de los árbitros de categoría nacional viven en un mundo totalmente diferente al que se vive en la División de Honor.
En primer lugar, obviamente, el nivel de los partidos. El árbitro continúa teniendo que hacer su bolsa el viernes por la noche para arbitrar en muchos casos partidos sin trascendencia y además, de escaso nivel técnico. Continúa teniendo que hacerse en muchos casos (mucho más que en División de Honor A o B) viajes inverosímiles para llegar al lugar del partido. Continúa, dada la habitual complicación de esos viajes, teniendo que salir a menudo el sábado a mediodía y volviendo a última hora del domingo a su casa.
Por supuesto, estoy de acuerdo en que para muchos equipos es igual…pero no es igual precisamente porque son eso, equipos.
El árbitro sale de su casa solo, llega a su lugar de destino y lo más probable es que no conozca a nadie en la ciudad a la que viaja, por lo que está sólo y cena solo. Y se levanta, desayuna solo y se da un paseo solo y va al campo y arbitra el partido y, si las cosas le han ido bien al equipo local, se toma una cerveza en el tercer tiempo. Si le han ido mal, a lo mejor ni eso. Y coge su coche, solo, y se hace 500 kms. por carretera (o tiene que esperar cuatro horas en el aeropuerto porque el único vuelo para su ciudad sale a las seis y media de la tarde) para tratar de llegar a su casa, con su familia, a una hora medio decente. Porque, por lo normal, los árbitros también tenemos familia, y también trabajamos los lunes.
Y además de eso, si el partido te ha salido bien, perfecto. Pero si no te ha salido bien, si has tenido problemas, una tangana (o dos, o tres) o el equipo local (o el visitante, tanto da) ha perdido y te han montado un pollo de cojones…entonces, en ese caso, te haces el viajecito de vuelta dándole vueltas a la cabeza a todo lo que te ha pasado.
Solo.
Y me pregunto, ¿de verdad alguien piensa que hay algún árbitro que haga esto por 150 euros por partido?.
Bueno, has conseguido una parte, que es llegar, ahora lo que importa es mantenerse.
Tu motivación está a tope. Eres árbitro nacional, has pasado de arbitrar el Trápaga-Sestao, como dice Mikel Etxebeste, a arbitrar partidos “nacionales”.
No te importa que para ello tengas que hacerte un viaje de 900 kms desde Oviedo para arbitrar un Cáceres-Badajoz, por ejemplo (o un Oviedo-Tarazona en coche, que mola un huevo). O salir un viernes por la noche de tu casa y volver el domingo para arbitrar un partido el sábado en Las Palmas porque de esa manera “sale más barato”. O irte en coche de Madrid a Lugo porque no encuentras ninguna combinación de transporte público. O…(cada cual que añada lo que prefiera; todos tenemos recuerdos de algúno de éstos maravillosos viajes). En realidad, con la ilusión a tope, todo esto no te importa en absoluto; lo único que te importa es arbitrar cada semana y tratar de hacerlo bien.
Un inciso. Efectivamente, los jugadores, a menudo, tienen que hacer también estos viajes. La gran diferencia está, desde mi punto de vista, en que los jugadores viajan todos juntos. No es lo mismo hacerse un Madrid-Lalín-Madrid (por ejemplo) en coche tú sólo que con 20 compañeros más en autobús. Sin duda ninguna.
En fin, volviendo al tema. Estás a tope, que te sales. Y cada vez arbitras mejores partidos y al cabo de un par de temporadas van y te promocionan a División de Honor B. Tampoco te libras de algunos viajecitos guays, pero te han promocionado y sigues con la ilusión de que lo estás haciendo bien…y la División de Honor A está más cerca. No problemo; tu motivación continúa a tope. Y no para, porque una o dos temporadas después, la gran noticia: eres promovido a División de Honor. Lo has conseguido. Has tocado el techo del rugby nacional. Así que tu moral está por las nubes…y así puede continuar durante varias temporadas. Quieres arbitrar mejores partidos, hacerlo bien, así que te entrenas, ves vídeos, asistes a los cursos, colaboras con algún club, con tu Comité Territorial… En fin, todo eso te mantiene motivado para arbitrar. Al fin y al cabo estás en la élite y, quien sabe, tal vez te puede llegar la oportunidad de ser internacional. Desde luego todo esto parecen razones bastantes para estar motivado y continuar arbitrando.
Pero esto es lo fácil.
Y al fin y al cabo, en ésta situación no se encuentran más de 10 ó 12 árbitros.
Pero, ¿cuál es la motivación de un árbitro nacional que no ha conseguido ascender a División de Honor A o División de Honor B, o que ha bajado de esas categorías?. Porque la gran mayoría de los árbitros de categoría nacional viven en un mundo totalmente diferente al que se vive en la División de Honor.
En primer lugar, obviamente, el nivel de los partidos. El árbitro continúa teniendo que hacer su bolsa el viernes por la noche para arbitrar en muchos casos partidos sin trascendencia y además, de escaso nivel técnico. Continúa teniendo que hacerse en muchos casos (mucho más que en División de Honor A o B) viajes inverosímiles para llegar al lugar del partido. Continúa, dada la habitual complicación de esos viajes, teniendo que salir a menudo el sábado a mediodía y volviendo a última hora del domingo a su casa.
Por supuesto, estoy de acuerdo en que para muchos equipos es igual…pero no es igual precisamente porque son eso, equipos.
El árbitro sale de su casa solo, llega a su lugar de destino y lo más probable es que no conozca a nadie en la ciudad a la que viaja, por lo que está sólo y cena solo. Y se levanta, desayuna solo y se da un paseo solo y va al campo y arbitra el partido y, si las cosas le han ido bien al equipo local, se toma una cerveza en el tercer tiempo. Si le han ido mal, a lo mejor ni eso. Y coge su coche, solo, y se hace 500 kms. por carretera (o tiene que esperar cuatro horas en el aeropuerto porque el único vuelo para su ciudad sale a las seis y media de la tarde) para tratar de llegar a su casa, con su familia, a una hora medio decente. Porque, por lo normal, los árbitros también tenemos familia, y también trabajamos los lunes.
Y además de eso, si el partido te ha salido bien, perfecto. Pero si no te ha salido bien, si has tenido problemas, una tangana (o dos, o tres) o el equipo local (o el visitante, tanto da) ha perdido y te han montado un pollo de cojones…entonces, en ese caso, te haces el viajecito de vuelta dándole vueltas a la cabeza a todo lo que te ha pasado.
Solo.
Y me pregunto, ¿de verdad alguien piensa que hay algún árbitro que haga esto por 150 euros por partido?.
9 comentarios:
Voy directo a tu pregunta del final,.............. Por desgracia y tristeza creo que si, que hay personas que lo hacen por esos 150 euros.
Prefiero pensar que son la excepción a la regla, como en todo.
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Se puede pensar que una razón para hacerte estos viajecitos es conocer sitios nuevos, hacer turismo y esas cosas. Por desgracia, al final sólo te da tiempo a ver sitios interesantes de refilón a no ser que tengas un puente majo.
Y hay otra cosa peor, si te llevas a la familia de "turismo" no hay problema en disfrutar de una buena cena, pero si vas sólo...no apetece mucho eso de sentarse a mesa y mantel. Como ejemplo poner que uno de los mejores sitios donde he difrutado ha sido Pamplona ya que de pinchos pruebas de todo, pero hay otros sitios donde lo de las tapas no se estila y terminas comiendo rápido en la barra de cualquier bar.
Por suerte hay equipos que te acogen bien y te llevan de tercer tiempo hasta tarde con lo que es todo mucho más llevadero.
Vale, pero eso ya te lleva a una motivación totalmente ajena a la deportiva. Que puede, o mejor, debe, ser accesoria y no principal. Desde luego, si mi motivación para ir a arbitrar a Pontevedra, por ejemplo, es ir a ponerme ciego de percebes y Albariño el sábado por la noche, mal vamos.
Aunque el partido se haya disputado el mismo sábado.
¿que puedo hacer si quiero conocer al vice Luis Angel Romero
Lastima que ya no se pueda ver un duelo en la Margen Izquierda (Sestao-Trapaga, Barakaldo-Sestao ...), o incluso un partido protagonizado por un club local. Mikel tiene razon era un "combate" de rugby, pero apesar de ello me duele que se utilize de ejemplo. Al grano.. SI, ES CIERTO¡ una pena que para captar arbitros tengamos que hacer referencia al dinero que cobramos por los derechos y los viajes que hacemos.
Lo del Trápaga-Sestao era un ejemplo cariñoso porque siempre que lo dice Mikel me ha hecho mucha gracia. Pero podría ser cualquier otro de cualquier otra territorial. No se, se me ocurre, por ejemplo en Madrid un Honguitos-Friki. Que cada cual utilice el suyo.
En cuanto a lo de la pasta...qué pena que tengamos que recurrir a ésto, efectivamente.
En cualquier caso, todos tenemos también un poquito de culpa seguramente porque a menudo pensamos "pero qué voy a hacer yo para promocionar el arbitraje". Y no aunamos ideas y esfuerzos.
Para conocer a Luis Romero, te agradecería que te identificaras y nos dijeras para qué quieres conocerle, antes de facilitarte ningún teléfono o dirección.
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