Alive and kicking

Decíamos ayer...
Pues sí amigos, seguimos en la brecha y con fuerzas renovadas. Es cierto que los últimos años la actividad de este blog ha ido de capa caída. Pero como dice el refrán: año nuevo, vida nueva. Hacemos propósito de enmienda y para empezar el año hemos conseguido incrementar en gran medida nuestro número de asociados. Buen comienzo.
Y, además, le añadimos buenas noticias: nuestro compañero Alfonso Mirat ha sido designado este fin de semana como árbitro asistente en el encuentro Heidelberg-Timmisoara, correspondiente a la European Championship Qualifying. El encuentro será arbitrado por Iñigo Atorrasagasti y José Bogas será el otro árbitro asistente.
En fin, lo dicho, esperamos que esto sea la principo continuación de una gran trayectoria.




Yes, we ref!


La Unión Australiana de Rugby ha anunciado hoy la retirada de Steve Walsh de toda actividad de manera inmediata. El neocelandés, que se integró en la Unión Australiana tras la cancelación de su contrato con la Unión de Nueva Zelanda en 2009 y tras superar sus problemas con el alcohol aduce motivos personales y profesionales.
Con 43 años y habiendo participado en cuatro Copas del Mundo, se retira uno de los árbitros más "personales". Con un personalísimo modo de actuar en el campo, Walsh ha empatizado con los jugadores más que muchos otros de sus compañeros.
Australia pierde a su mejor árbitro y el rugby a uno de los mejores. Seguro que le echaremos de menos.
 
"He who controls himself, controls the game"

Tiempo de cambios


Llevábamos un tiempo parados, no solo por la extenuación del fin de temporada, sino por los tiempos revueltos que llevan varios meses azotando el mundo del silbato tanto regional como nacional.

Empecemos por nuestra propia casa, el director de formación del Comité Técnico de Árbitros de Madrid, José Alberto Rodríguez de Castro Candelas, dimitió el pasado julio de sus funciones tras cuatro años en el cargo. Agotamiento, falta de motivación, otros retos personales y demás motivos personales le empujaron a dejar de ser el profesor particular de  los árbitros de Madrid. No podemos hacer otra cosa más que deshacernos en elogios, agradecimientos y expresar nuetra gratitud ante probablemente el mejor director de formación que ha tenido el CTA.
 
Deja el listón alto no, altísimo, suponiendo un reto más para el Comité de Madrid, litigar su marcha y tratar seguir haciendo mejorar a los árbitros de Madrid, tanto a nivel técnico como de reglamento, que al parecer en los últimos años estaba dando, lo que parece, buenos resultados. Desear el mejor de los porvenires a nuestro compañero y amigo, y que sepa que tiene la puerta de nuestras reuniones siempre abierta.
 
¿Nuevos tiempos en el CNA?
 
El Comité Nacional de Árbitros no está exento de renovación, el nuevo presidente de la Federación Española de Rugby, Alfonso Feijoo, ha cesado de sus funciones al ya expresidente del CNA,  José Ramón Azpiazu “Txerra”, tras más de quince años en el cargo.
Un varapalo para el Comité Nacional en medio de una tormenta del Rugby español, reestructuración de competiciones nacionales, problemas financieros y demás compromisos, que no han podido ser debidamente atendidos debido a esta crisis institucional. Desde la Asociación de árbitros de rugby de Madrid, queremos agradecer a Txerra, su trabajo y su tiempo invertido por el arbitraje de los árbitros a nivel nacional y de los madrileños en particular.
 
Dos candidatos parecen haberse postulado para seguir el legado de Txerra, Iñaki Vergara, presidente del Comité Vasco de Árbitros y árbitro nacional en activo, y Manolo Chicharro, árbitro nacional retirado y miembro del actual Comité Nacional de árbitros. El próximo 6 de septiembre, se reunirán y los comités territoriales elegirán quien dirigirá el timón de los árbitros al menos hasta las próximas elecciones de la FER.
  
Como podéis ver es tiempo de cambios, de momento se barajan nombres, pero se desconoce quiénes recompondrán los comités, lo único cierto es que el pistoletazo de salida está a punto de comenzar, y que los sábados 6 y 13 de septiembre, el CNA y el CTA tendrán respectivamente sus cursos de actualización y sabremos cómo se conformarán definitivamente ambos comités.
 
P.D. Esperamos que estéis preparados para las pruebas físicas, que los veranos son muy duros.

Leading by the example


Esta es la carta traducida del presidente del Newbury RFC, un equipo de liga territorial sudoeste y de Londres.

“Carta a los socios, aficionados, jugadores y equipo técnico de Newbury Blues, del presidente del club.

Newbury Blues vs Cheltenham
El pasado sábado, nos enfrentamos a Cheltenham en la división Sudoeste 1 este y desafortunadamente perdimos lo que fue un partido caliente muy disputado. Algunos de nuestros espectadores decidieron por cuenta propia abuchear al árbitro al final del partido, culpándole de nuestra derrota. Cualquier persona que sepa nada de rugby y estuviera contemplando el partido con cierta atención, sabría apreciar que Newbury tuvo oportunidades para ganar el partido y no pueden culpar a otros más que a sí mismos por el resultado.

 Estoy muy preocupado por este suceso y que un buen número de nuestros socios hayan decidido que ellos conocen las reglas mejor que el árbitro y son capaces de apreciar que está ocurriendo mejor que el árbitro, incluso cuando se encuentran a 100 metros de la jugada. Esta actitud no ha hecho más que crecer a lo largo de los meses y no le hace ningún favor a nuestro club a los ojos de la sociedad de árbitros, la federación de Berkshire o incluso, de la federación inglesa.

Si alguno de vosotros siente, que esta es la manera correcta de comportarse, os invito a encontrar otro club al que pertenecer y apoyar, ya que vuestra actitud y creencia no es bienvenida en el Newbury RFC. Tenemos el derecho de pedir a cualquiera que abandonar nuestra casa club, si no son capaces de comportarse de la forma que creemos que este club merece, ya que no queremos descender a las profundidades del comportamiento deotras disciplinas deportivas como asociaciones o clubes de fútbol.

No hay nada malo en el apoyo incondicional o en el cántico entusiasta, pero el uso de insultos, lenguaje o comentarios abusivos, está estrictamente fuera de lugar. Comoquiera que fuera la actuación del árbitro, lo único seguro es que no es correcto, agredirle o realizar comentarios personales o despectivos durante o después de los partidos.

 Debo recordaros que el árbitro tiene el derecho de amonestar con tarjeta roja o reflejar en el acta acciones punibles de jugadores, socios y aficionados con licencia federativa desde el momento que llega al campo hasta que entra al vestuario. El árbitro es nuestro invitado y debería ser tratado como tal, con cortesía y dignidad.
Tratemos de movernos a un comportamiento positivo, tal y como lo hacen la mayoría de nuestros socios y no tengamos más reiteraciones de este tipo de comportamientos. Tomemos como ejemplo a nuestros jugadores que el sábado pasado no se comportaron de otra manera que no fuera digna y con clase – todos deberíamos aprender a ser más positivos y constructivos y mucho menos críticos.”

 Hywel Price-Richards

Presidente del Newbury RFC

17 de febrero de 2014

 

Definitivamente, lo que hay en las islas se trata de otro deporte que poco o nada tiene que ver con el nuestro.

 

 

Con TMO pita mi abuela

Para empezar el mes de marzo, otra entrada de nuestros jóvenes colaboradores.

 
Que la tecnología está cada vez más vinculada al deporte es una verdad que no escapa a nuestra percepción. Lo que también es realidad es que a veces, especialmente en los últimos meses, este avance no está siendo más que una enorme y voluptuosa molestia para los aficionados del Rugby.
El TMO se introdujo en 2001 para que los árbitros tuvieran una herramienta oficial con la que pudieran tomar decisiones correctas en lances comprometidos y para auxiliarles en situaciones donde deben tomar una resolución de forma acuciante. No obstante, parece ser que el recurso del juez de vídeo está siendo empleado por los oficiales como una excusa para no tomar ninguna decisión.
Aparte de los errores y las situaciones ridículas que protagonizan los árbitros internacionales, espejo de pocos y ejemplo de muchos, el TMO está haciendo que los mejores réferis del mundo no se mojen en sus decisiones sobre el campo y pregunten directamente al Television Match Official.

Fuente: Daily Telegraph.co.uk
No hay más que ver el caso de Romain Poite, en el partido Sudáfrica- Nueva Zelanda en el que expulsó al talonador Bismarck Du Plessis. En lugar de pedir que revisara toda la jugada, indicó a su TMO que se fijara solo en el incidente posterior al placaje y no en el propio contacto de Du Plessis sobre Carter, clarificando que sobre ese lance de juego: " Ya tengo tomada una decisión". El TMO podía haberle indicado que el placaje era totalmente legal, pero se saldría del protocolo marcado por la IRB. Este error le costó a Du Plessis la primera de las dos tarjetas amarillas con las que sería expulsado.
Por no mencionar el ridículo caso de Nigel Owens, del que hablaremos otro día, en el que ante los problemas de comunicación con el oficial detelevisión, pidió el teléfono del cuarto árbitro para hacer una revisión devideo. Y por último, el caso de Jerome Garces, en el que debido a los claros problemas decomunicación, tal vez por su escaso conocimiento de inglés, generó un cómico caso en el último Sudáfrica - Escocia.
Algunos afirman que es por los patrocinadores y otros para evitar polémicas. Pero tras los últimos cambios experimentales en los que se amplían las responsabilidades del TMO y que permiten al árbitro ver por sí mismo la jugada repetida en las pantallas gigantes del estadio, se demuestra que más que pequeñas modificaciones y parches,  el TMO debe replantearse su cometido e incluso dejar de ser una herramienta exclusiva de los árbitros y convertirse en un recurso de los contendientes al igual que el ojo de halcón en tenis o el challenge del futbol americano. El abuso del TMO cansa y, al igual que los problemas de la mele, hace que la gente se aburra del Rugby.
Los árbitros tendremos mucho trabajo por delante en la interpretación y aplicación de las leyes, así como del conocimiento del juego. Los errores ocurrirán, está claro. Estamos hablando de seres humanos no de maquinas. Pero es necesario un replanteamiento de la utilidad del TMO. Hace falta limitarlo y tener más fe en los árbitros, entendiendo que la precisión omnipotente es básicamente imposible.
 
 

Y otra más de hipocresía

Estamos a miércoles y ya estoy hasta el gorro del asunto de Saint André y Picamoles. Que quede claro que me parece perfecta la decisión del seleccionador galo. Eso para empezar. Pero es que hay más trasfondo en el asunto. 
Lo cierto es que esto ES NOTICIA porque nos llama la atención la acción de Saint André. Cuando para nosotros (y cuando digo "nosotros" me refiero a los que nos autoproclamamos "rugbiers") no debería serlo. Y no debería serlo porque lo que debería ser noticia es que un internacional haga lo que hizo Picamoles. Porque...¿antes pasaban estas cosas?; ¿de verdad veíamos a un todo un internacional por su país mofándose de una decisión de un árbitro ante 50.000 espectadores y las cámaras de televisión que le han puesto en cientos de miles de pantallas? Y lo cierto y verdad es que no. Que no pasaba; vamos, que ni se les pasaba por la imaginación a los jugadores conductas de este tipo. De este y otros muchos. Y no pasaba por educación y respeto. Y probablemente también porque desde los clubes (y Federaciones) no se amparaban conductas de este tipo. De ahí que la conducta de Saint André, respaldada por la Federación Francesa, me parezca ejemplar. Y digo ejemplar porque espero que sirva de ejemplo. De ejemplo a jugadores, entrenadores, delegados, utilleros y público en general. Y a sus clubes. Y a sus federaciones. Porque sí, esto es muy bonito; todo el mundo inundando internet, Facebook, twitter y todas las redes sociales habidas y por haber con los "valores" del rugby. 
Mientras tanto, el domingo, en un partido de la cuarta regional madrileña (última categoría senior regional de Madrid) pude ver a un internacional español poniendo, desde la banda, a parir al árbitro. Vamos, dando ejemplo de los valores. 
Y por desgracia, no vamos a tener que esperar mucho. Sólo hasta que haya partidos, por ejemplo, este mismo fin de semana.



Orden o anarquía


Os dejamos, después de mucho tiempo, un nuevo artículo de uno de nuestros jóvenes colaboradores. Seguro que no os deja indiferentes.

“La anarquía es simplemente orden”, Pierre Joseph Proudhon. 

 
No es carente de cierta ironía que una de las normas más modificadas en los últimos años sea la más problemática de todo el Rugby, antiguamente no era así. Su único sentido era ordenar a los jugadores para reanudar el juego de forma lo más imparcial posible. Sin embargo, ¿quiénes son los culpables de este continuo quebradero de cabeza que tenemos hoy día? ¿Jugadores, entrenadores, árbitros…? 




En cierto sentido todos tienen su parte de culpabilidad; muchos árbitros carecen de experiencia y conocimiento para controlar una melé; los primeras líneas están tan enfrascados en su batalla individual con su oposición, que no les importa realizar faltas con tal de no ceder un centímetro de terreno; las cabezas pensantes siguen viendo en la melé una interrupción en el partido y comienzan a desesperarse de esta faceta del juego, que no es otra cosa sino el símbolo de este deporte.


La melé en sí ha variado su razón de ser a lo largo de los años. Antes era una forma de reiniciar el juego, hoy día, según el reglamento esa sigue siendo su función, pero los jugadores lo desconocían o simplemente le restaban la importancia que se le da actualmente. Antiguamente la melé estaba  formada, disputada, y prácticamente finalizada, antes de que los jugadores no participantes en la misma estuvieran colocados en su respectiva posición. Actualmente todos los actores y espectadores del partido esperan pacientemente el vital y laborioso agarre de los delanteros para disputar la melé, sin mencionar resets, golpes francos, de castigo... Si la melé es a cinco metros, sin comentarios. Hoy día la melé carece de sentido como forma de reinicio del juego, los jugadores lo ven como una oportunidad de humillar al rival, los entrenadores como la oportunidad de conseguir tres puntos tras un golpe de castigo, para los patrocinadores un ahuyentador de la audiencia, para las aseguradoras un pozo de dinero sin fondo y por último para los árbitros que lo ven como un marrón.



Las tres últimas modificaciones de la norma no hacen más que tratar de acortar los tiempos de la melé y de favorecer su disputa. No obstante, no se encuentra con la tecla. La regla del: “Sí, nueve”, ha durado apenas unos meses y ahora la alternativa carece de ningún tipo de consigna, que da fe a la capacidad del árbitro para entenderse con los medios de melé. La única diferencia entre el "sí, nueve" cantado y gestual, es que los encargados de introducir el oval en el agrupamiento cantan su entrada en vez del árbitro, lo que sigue generando ansiedad entra las primeras líneas, provocando así sucesivos golpes.



Esta regla está muerta desde el día que nació. No gustó ni a árbitros, ni a jugadores , ni a entrenadores, lo único positivo de las nuevas directrices es que se ha dejado claro que se acabó el chollo de la introducción parcial, a pesar de que algunos jugadores hayan clamado que talonar ponga en riesgo la seguridad de lostalonadores.



Antiguamente la autogestión de los jugadores imponía el suficiente orden y coherencia como para evitar este tipo de dilemas, pero la llegada de Tío Gilito a este deporte, con sus ávidos ojos representando el dolar en ellos cambió todo. El ganar, y ganar, y ganar, y volver a ganar, yganar, y ganar, se convirtió en lo más importante; crearon normas para prohibir las faltas, y prohibir es precisamente incitar. 



Viva la anarquía, viva la melé.







La seguridad de los jugadores


Entre los principios básicos del arbitraje hay uno, el primero, que no nos hartamos de reiterar a todo el que se acerca por vez primera al arbitraje. Se trata de la SEGURIDAD de los jugadores. Tratamos de recalcar y hacer hincapié que cualquier regla, interpretación o decisión debe hacerse siempre a la luz de la seguridad e integridad de los jugadores. Incluso, hasta ahora, las reglas parecía que iban encaminadas en ese sentido de protección del jugador. Pero, durante el último y definitivo encuentro de la gira de los British & Irish Lions tuvo lugar un incidente que ha levantado (sigue levantando) una fuerte controversia. En el minuto 4’39”, el flanker australiano George Smith, 32 años, 111 caps y que jugaba su primer Test Match después de 4 años, sufrió un terrible encontronazo con el talonador galés Richard Hibbard. De resultas de la colisión, Smith acabó en el suelo, claramente “groggy”. Podéis ver el incidente AQUÍ. De inmediato entraron las asistencias al terreno de juego y vieron que el veterano jugador estaba conmocionado y procedieron a retirarle del terreno de juego. Un papelón para los wallabies que ya habían tenido que contar con él, tras cuatro años fuera de la selección, por imperativos del guión. Smith es inmediatamente sustituido, obviamente. Pero, milagrosamente, vemos como cinco minutos después ¡vuelve al terreno de juego! ¿Cómo es posible? Pues porque el equipo médico australiano aplicó las propias directivas de la IRB realizando el llamado “test de conmoción” (concussion test) para lo cual dispone de ¡5 minutos! y si lo realiza en ese lapso de tiempo se entiende que el jugador puede volver al terreno de juego.
Legalmente, no hay nada que alegar. Smith sufre una conmoción; es retirado del campo y puede ser temporalmente sustituido durante cinco minutos mientras se le realiza el test. Y, supuestamente, Smith lo pasó.
El problema es la regla en sí. Ya el año pasado, al aprobarse el nuevo protocolo hubo voces críticas contra la regla, alegando, no sin razón, que esta normativa trivializaba el hecho de la conmoción y que se estaba jugando con la salud (y tal vez la vida) de los jugadores. Uno de los más críticos fue el Doctor Barry O’Driscoll, tío de BOD, internacional por Irlanda como zaguero en 1971 y que ha pertenecido a los comités médicos, anti dopaje y disciplinarios de la IRB (a todo lo cual renunció en su día en protesta por la decisión del máximo organismo del rugby). O’Driscoll afirmaba (y continúa afirmando) que se estaba poniendo en riesgo a los jugadores. La regla, hasta ahora, no permitía a un jugador conmocionado no sólo volver al encuentro… sino que se requería un mínimo de siete días para su recuperación y un examen médico para autorizarle a volver a jugar. Añadía que es imposible realizar ningún test en cinco minutos que pueda garantizar que un jugador que ha sufrido un traumatismo como el que sufrió Smith no esté conmocionado.
Pero la IRB se defiende, especialmente a través de la figura de su jefe de los servicios médicos, el doctor Martin Raferty afirmando que los protocolos están altamente confrontados y que “evidence supporting the theory that collision sports have a negative effect on cognitive function has been questioned by many scientists.” Lo que viene a decir, según él, que las pruebas que apoyan la teoría de que los deportes de colisión tienen un efecto negativo en las funciones cognitivas han sido cuestionadas por muchos científicos. Aunque, añade, la IRB está tratando de ampliar el desconocimiento que existe sobre la conmoción.Vaya, a ver si lo consiguen pronto.
Desde luego, la polémica está servida. Dada la “peculiar” naturaleza del jugador de rugby que nunca quiere abandonar el campo y el cada vez mayor “resultadismo” al que se agarran entrenadores y clubes, puede que tengamos que vivir alguna desgracia en algún campo. O, sin llegar a esos extremos, ¿qué consecuencias fisiológicas puede tener para los jugadores a medio y largo plazo el continuar jugando bajo los efectos de una conmoción?
Ojalá que no tengamos que lamentarlo.

P.D.: Os dejo aquí algunos links para que os entretengáis, si queréis, y saquéis vuestras propias conclusiones.


P.P.D. Al margen de todo, echad un vistazo de nuevo al vídeo. Y observad a Richard Hibbard, que se levanta como si tal cosa. No sólo eso, es que casi ni se le mueve la cabeza en el encontronazo. Animalito.

Retirada


Entrada que envía José Ignacio Fernández.
Finalmente y tras quince años he tomado la decisión de retirarme del arbitraje en competición nacional. No es un notición; simplemente una decisión meditada durante largo tiempo. Y finalmente, han pesado más las razones a favor de la retirada.

Han sido quince años con un buenísimo balance general; con sus luces y sus sombras, obviamente. En cualquier caso, es una etapa que toca a su fin. Continúan otras y empiezan otras nuevas, algunas relacionadas con el arbitraje y el rugby y otras no. El futuro no está escrito.

Pero el motivo de esta entrada es, aprovechando como excusa mi retirada, hacer un recordatorio/reconocimiento a todos los compañeros con los que he coincidido en estos quince años… y que también, por un motivo u otro, han abandonado la actividad arbitral, al menos a nivel nacional. Espero no olvidarme de nadie, si es así, no es intencionado y lo corregiré si me lo recordáis. En cualquier caso, disculpas de antemano.

Así que, desde aquí, un recuerdo para:

Roberto Rodríguez Anido, Antonio “Tonino” Sainz Vaamonde, Paco Cobas (creo que ya no estás en activo, Paco; si lo estás, me alegro equivocarme), Rafael Blanco Oliva, Sabin Cortabarría, Juanan Uriarte, Jesús Goikolea, Luismi Celada, Martín Echevarría, Nanín Bagazgoitia, Javier “Txuri” Blanco, Imanol Gaztelurrutia, Iñigo Aguirre, Iñaki Atorrasagasti, Lidia Merino, Koldo Domínguez, Salvador Comas, Carles Blasco, Gabriel Casero, Eduardo Romero, Antonio De la Cal, Juan “el Niño” Jiménez, Chamero (q.e.p.d.), Joan García, Pérez Llorca, López Idañez, Bartolo Muñoz, Paco “el bombero”, José Lavarías, Guillermo Galet, Santiago Soler, Delfín Motos, Cándido Herrero, Carmen Samaniego, Antonio Da Conceiçao, Juan Silva, Santiago Neva, Ramón Lamas, Pepe Campos, Philip Flaxman, José Manuel Pardal, Joaquín Caballero, Pepe Medialdea, Juan García (el maño), José Ignacio Fernández Andrés, Pepín Molpeceres, Miguel Vela, Alberto Madero, Pedro Andrés Soto, Juan José Cáceres, Juan Luis García Mostaza, Antxón Ávila, Jorge Pardo, José Juega, Adolfo Monserrat, Miguel Roure, Carmen Pareja, Arantxa Velasco, Paloma Loza, Itziar Díaz y Jesús “la Leyenda” Linares.

Y por supuesto, un recuerdo también para los “extranjeros”: Joao Mourinha y Axel Ginhson, que continúan con sus actividades en el Hemisferio Sur.

Arbitros Asistentes

Desde hace años se viene reclamando por casi todos los estamentos: clubes, entrenadores, jugadores, público... incluso los propios árbitros, por la creación de una figura que se antoja indispensable o, cuando menos, muy importante, para un mejor desarrollo del juego. Hablamos, concretamente, de los árbitros asistentes para los encuentros de División de Honor.
Es cierto que desde hace muchas temporadas vienen realizando esas funciones de "jueces de línea" muchos árbitros. En la mayoría de los casos se trata de árbitros con licencia por la territorial donde se disputa el partido; no necesariamente territoriales, puesto que lo más habitual es que al menos uno de los dos sea árbitro de categoría nacional.
Pero esto no parece bastarle a los clubes que lo que suelen poner en duda no es la capacidad del árbitro... sino su imparcialidad al pertenecer a la territorial "local". Vamos, que una vez más demostramos la importancia de los tan cacareados "valores" del rugby. De entrada, confianza cero en la imparcialidad del árbitro/os. Esto llega a límites insospechados y para muestra, tan sólo un ejemplo: hace un par de temporadas en uno de los más importantes campos se disputaba un encuentro de la División de Honor A. El árbitro principal (yo en esete caso) acudía desde su localidad de orígen con un árbitro asistente (de categoría nacional) mientras que el otro asistente designado pertenecía a la territorial local. Por motivos que no vienen al caso, el árbitro "local" no compareció, por lo que se procedió a un sorteo entre ambos clubes para que designaran un "juez de línea" que auxiliara al árbitro principal al menos con las tareas básicas. Resultó ganador de dicho sorteo el club local, que designó a uno de sus jugadores que no podía disputar el encuentro por estar lesionado en un hombro, lo que no le impedía levantar el banderín y correr la banda. Hasta aquí todo bien. Por aquello de la "imagen", se le prestó a éste jugador una camiseta de árbitro para que el trío fuera perfectamente conjuntado. Y comenzó el partido. Debo decir que, sin duda ninguna, fue de las mejores actuaciones que he visto a un árbitro asistente: perfecto en la señalización de laterales (dónde y a quién correspondía el saque); la marca de los diez metros en los saques de lateral y golpes de castigo; la marca de los cinco metros en las melés; la coordinación con el asistente "oficial" en los tiros a palos... vamos, un auténtico lujo. De hecho, así se lo hice saber al término del encuentro; que ganó el equipo local, por cierto. Hasta tal punto cumplió perfectamente con su cometido que, tras conceder un ensayo al equipo local ("su" equipo) veo que se encontraba varios metros más atrás con el banderín levantado, indicándome que el jugador portador del balón había pisado la línea de lateral. Por supuesto, hice caso de su indicación y se disputó un lateral en ese punto.
Lo más gracioso (o no) de la cuestión es la bronca que tuvo que soportar ¡de sus compañeros! en ese momento y del público tanto en ese momento como al término del encuentro. Imparcialidad, decían. Espíritu. Valores.
En fin, no es más que una anécdota creo que muy ilustrativa.
En cualquier caso y para intentar solucionar la espinosa cuestión de los árbitros asistentes, se ha decidido por parte del Comité Nacional de Arbitros y la FER organizar un curso de Arbitros Asistentes. Cosa que me parece muy bien, que conste.
La cuestión es, como resolver el problema "logístico" tras la formación. Porque muchas voces claman por la "tripleta"; es decir, que el árbitro principal viaje siempre con los mismos dos asistentes.
 
El Comité Nacional de Arbitros parecía decantarse por la fórmula de la "tripleta" viajera; pero se encuentra con el problema económico. El traslado de tres personas no triplica el gasto pero, desde luego, encarece el coste por partido.
El Comité Nacional de Arbitros se decanta por una fórmula, además, en la que exige que para ser árbitro asistente NO SE PUEDE ser árbitro nacional en activo, pero admite a cualquier árbitro regional e incluso a personas que ni siquiera sean árbitros.
Vale; no es mala idea.
Pero, primera cuestión: si son árbitros en activo (regionales o nacionales), ¿no arbitran los fines de semana que tengan que hacer de asistentes?
Entonces, segunda cuestión: si no son árbitros en activo... ¿qué pasa si el árbitro principal no puede continuar el partido?
La primera cuestión la resuelve el Comité Nacional exigiendo la priorización: aquellos que opten a ser árbitros asistentes tendrán como prioridad serlo, antes que arbitrar en su territorial. Estoy de acuerdo; de ahí que en el Comité de Madrid se haya instado a participar a árbitros con cierta edad y experiencia en el arbitraje pero cuya carrera no parece dirigida al ascenso a categoría nacional.
La segunda cuestión parece más peliaguda. ¿Qué hacer en el caso de que un árbitro principal vaya acompañado por dos personas con muy poca experiencia en el arbitraje?
La solución no es fácil, desde luego. Especialmente si añadimos el handicap económico que va a dificultar que los tríos o tripletas puedan viajar juntos.
En mi opinión, debe afrontarse desde luego (y el curso de hace 15 días es un buen primer paso) la creación de un cuerpo específico de árbitros asistentes. Que se dediquen, a nivel nacional, exclusivamente a eso. No obstaría esto a que pudieran arbitrar, cuando estuvieran libres, en sus territoriales respectivas.
También en mi opinión, no es tan relevante la cuestión de viajar o no juntos. Creo que lo importante es precisamente que los asistentes estén BIEN FORMADOS. Debería darnos igual actuar con un compañero de nuestra territorial ... o de 500 kms. de distancia, siempre y cuando los criterios sean los mismos. Esto requeriría, desde luego, la participación de los árbitros asistentes en las actividades formativas del CNA al mismo nivel que todos los árbitros nacionales.
Pero, ¿qué hacemos con la territorialidad? Que parece lo más grave para gran parte de los involucrados. Porque este problema choca frontalmente con la cuestión económica.
Pues creo que una fórmula mixta podría ser útil, positiva y no tan gravosa. Se trataría de designar a los árbitros asistentes por proximidad geográfica a la territorial donde se disputen los encuentros. Ambos asistentes viajarían juntos (con distancias donde el desplazamiento pueda hacerse en coche) y el árbitro principal desde su localidad de orígen. Ello no empece que si el desplazamiento es corto (susceptible de realizarse en coche) puedan viajar los tres juntos.
 
Como digo, la solución no es fácil y tampoco aquí tenemos la fórmula mágica. Esto tan sólo es una reflexión "en voz alta" con objeto de buscar la mejor solución para todas las partes implicadas.