Estamos de enhorabuena y seguimos con las incorporaciones. Hoy se estrena como comentarista otro de nuestros asociados: Mr. Inmenso. Y nadie mejor que él para ilustrarnos sobre la melé "de profundis".
Os dejo aquí su magnífico artículo, que estoy seguro no os dejará indiferentes.
La extraña paradoja
Por mucho que intente evitarlo, cuando pienso en la melée y los cambios que se avecinan me viene a la cabeza el experimento de los monos enjaulados, el plátano y la manguera de agua fría. La melée, probablemente el icono más exclusivo del rugby, lleva camino de sufrir una evolución parecida. Si imaginamos a un espectador que se pasee por los Juegos Olímpicos de 2016 y de rebote acuda a ver la competición de Rugby a 7 sin conocer el deporte, seguro que se preguntará por qué diablos hacen eso de agarrarse 3 contra 3 para poner el balón en juego. Espero que con alguna cerveza que otra se atreva a preguntarle al de al lado y éste le conteste “hombre, esto es rugby, y en el rugby nos gusta la melée…”. Ya, claro. Como si eso tuviera algo que ver con una melée…
Dentro de unos años, tal vez podamos presenciar lo mismo en un campo de rugby a XV. 16 sujetos agarrados en una formación entre los que nadie entiende por qué hacen eso.
Hay un paralelismo envenenado entre la evolución que han tenido las jugadas de touche y melée. El lateral se anticipó en abandonar el oscuro territorio del callejón de los codazos y convertirse en una jugada de supremacía técnica y táctica donde era fácil para los equipos obtener un buen retorno con poca inversión. Para los árbitros, tener el balón volando 4 metros sobre el nivel del suelo supuso una inestimable ayuda a la hora de poder observar y juzgar eficazmente la imparcialidad y legalidad de la puesta en juego. Francamente, sólo perdían los tarados incapaces de sumar un lanzador, dos levantadores y un saltador y algunas neuronas más. Fue fácil de adoptar por la Comunidad, y aportaba al espectáculo visual elegantes demostraciones de coordinación y plasticidad. Vamos, que quedaba bonito en la tele.
Pero, para la IRB, implementar los cambios necesarios en la melée para adaptarla a su estrategia sobre el Juego nunca iba a resultar tan sencillo. Dejadme que analice los principales aspectos del Informe encargado por la IRB al Dr Mrtin Raftery titulado “Scrum History, Scrum Force Project & Scrum Injuries”
1. El número de melées por partido se ha reducido un 50% en los últimos 20 años. Bueno, pues en principio es buena noticia, pues la melée se usa para reiniciar el juego después de una infracción (principalmente adelantados), así que en principio debería ser un signo de que los equipos juegan mejor. Minipunto para la IRB.
2. El balón se juega limpio desde la melée en primera instancia en un 50% de las ocasiones. Vaya, aquí vamos atisbando el problema… un instrumento que se usa para poner en marcha el juego fracasa 1 de cada 2 veces. Evidentemente, esto no funciona.
3. Las melees derrumbadas se han triplicado en los últimos 15 años, pero sólo parece un problema en el “top level” del Juego. Lo que supone una de las principales divergencias entre el objeto del cambio en la Regla y los que desde todos los confines del mundo lo juzgamos. Sobre esto comentaré posteriormente pero, ciñéndonos al ámbito del estudio (el rugby de test match), deja claro que “algo” ha pasado estos 15 años que está desvirtuando la jugada. Y algo hay que hacer al respecto.
4. Hay algo que no ha cambiado sustancialmente sin embargo en estos últimos 20 años, y es que la disputa de la melée sigue resultando en un 88-89% en posesión del equipo que introduce. Es decir, que no ha cambiado tanto el resultado de quién obtiene la posesión aunque ahora se consigan más penalties vs balón en juego además del tiempo invertido*, y es que…
5. … La melee consume un tiempo de Juego desproporcionado – el 17.5% del tiempo para arrojar tan sólo un 8% de las oportunidades de disputa del balón. Y este es el factor que realmente preocupa a los señores que dirigen el Juego desde Dublín y a sus Consultores que les ayudan a vender los derechos televisivos a las cadenas de televisión (a las que obviamente también les va mucho en juego).
Bien, hasta aquí la exposición del problema… y ahora viene para mí el principal agujero del análisis. ¿Cuáles son las posibles causas de tanta falacia y tanto cinismo en la disputa de la melée en el rugby de test match? No las busquéis en el informe, que no están. Tan sólo se concentra en uno de los posibles culpables: la secuencia de entrada. Se encarga de argumentarlo con datos estadísticos y biomecánicos, y enarbolar el fantasma del peligro físico al que se exponen los jugadores de la primera línea para reinventar la secuencia de entrada eliminando el punto de máxima presión: el choque entre las primeras líneas.
Cualquiera puede sacar una conclusión parecida a poco que se ponga. Es muy pobre y espero no enterarme nunca de cuánto han pagado por el estudio… Ah, que resulta que los pilieres corren un grave riesgo. Evidente. Mayor lo corren cuando vuelven a casa conduciendo ebrios tras el partido... no sólo los pilieres.
Las melées se caen porque alguien las tira. Un compañero de primera línea y buen maestro mío siempre decía que él no había hundido una melée en su vida. No sólo me enseñó a jugar, también me enseñó a mentir (es abogado, claro). Obviamente, las melées se derrumban voluntariamente. Y se caen más en el rugby de primer nivel porque dedican tiempo y recursos a optimizar cada una de sus acciones. Porque es un territorio donde los árbitros fallamos estrepitosamente puesto que a la dificultad propia de arbitrar la melée se suma un miedo reverencial a la misma de una gran parte del colectivo. Que los árbitros de primer nivel no sean pilieres tiene algo que ver también.
Venga, pasar de la entrada libre a los 4 tiempos supuso un avance en el control de la melée. Eliminar el Pause desactivó tensión en la secuencia de entrada y de inmediato se produjeron menos entradas anticipadas. Pero, a tenor del estudio (que se hizo sobre el Mundial 2011 cuando se usaron 4 tiempos) y sobre todo del vergonzoso espectáculo del 6 Naciones 2013, vamos a peor… ¿De verdad alguien se cree que el Passive Engagement (desconozco si ya tenemos término traducido) va a cambiar algo en el ámbito del rugby de primer nivel? Estoy convencido, y dispuesto a tomar apuestas de barra de bar, a que no cambiará nada en lo referente a las métricas observadas: tiempo de juego, número de resets y faltas. Y ojo que digo nada cuando me refiero al rugby de primer nivel…
… porque donde sí que la medida va a causar un daño irreparable es en el rugby amateur. Y permitidme que recupere el * que inserté arriba para hablar de lo que supone la inversión en la melée en el rugby que no se televisa pero que cada fin de semana se juega en miles de campos en todo el mundo.
Uno de los supuestos con los que más en desacuerdo estoy del reglamento es el que aparece en la conclusión final del dichoso informe de la IRB que dejo en inglés para no alterarlo:
Law 20 - Purpose of scrum
“restart play quickly, safely and fairly after a minor infringement or a stoppage”
Y es que interpretar así la melée es patéticamente incompleto, burdamente aséptico, pusilánime y aprensivamente cínico. Para un pequeño subgrupo de jugadores sobre el campo, el propósito de la melée es otro bien distinto: es anular físicamente y destruir mentalmente al rival. Sin más piedad que la que marca su integridad física bajo los límites que marca un complejo respeto simbiótico. La primera línea quiere ahondar en el dolor explorando los límites del rival sin agotarle la vida para poder seguir sometiéndole y obteniendo así mayor ventaja de cada nueva melée, sea de quien sea la introducción. Sí, claro que es peligroso. Para muchos, hay que estar loco. Pero os aseguro que es lo más bonito que esos kamikazes van a poder obtener de su partido de la semana.
Dice la IRB que, para los jugadores de primer nivel, limitar el choque al emplear preagarres en la secuencia de entrada provoca una fuerza máxima equivalente a la que se experimentaba en el rugby de 1990. Me parece una válida argucia con la que desactivar los más que previsibles argumentos de añoranza de mucho pilier de barra de pub. Con jugadores profesionales y óptimamente desarrollados desde un punto de vista de fuerza física, me lo puedo creer (aunque ya he dicho que habrá otros problemas).
Pero es que el verdadero daño se causará en el rugby amateur, donde se extinguirán muchos jugadores que exhiben más barrigas que trapecios, que frecuentan más kebabs que gimnasios, y beben mucha más Guinness que Lucozade pero que ocupan su lugar porque han desarrollado las técnicas, a menudo de supervivencia, que les permiten jugar en esos puestos. Porque el rugby, paradigma de deporte en el que cualquiera podía encontrar su puesto, estará desterrando de sus campos de juego amateur una raza de jugadores en aras del espectáculo televisivo.
Y ahí es donde se estará sacrificando la verdadera esencia del rugby. Intercambiando sonrisas en el pub viendo la retransmisión de un test match por sonrisas entre los compañeros y rivales de primera línea que, ajenos a la pantalla, comentan cada una de las melées de su partido. Porque terminarán de sustituir los monos de la jaula, y no quedará ninguno que sepa a qué se va a la melée.
6 comentarios:
Gran artículo, en todo de acuerdo....
Plas plas plas viva la pimera linea
grande, grande!
Un detalle pasado por alto: la introducción parcial, más clara cuanto más alto es el nivel, hace prácticamente imposible la recuperación en primera instancia. por lo demás, como siempre: INMENSO!!!
Parece que se quieran quitar la melé de encima. Y para rugby sin melés ya está el XIII y para mariconadas sin gordos, el seven.
Gran artículo, Inmense
Ellos se lo pierden, ya no sabrán lo que es hacer un ensayo de melé, hay pocas cosas que te hagan sentirte mejor, una sensación inigualable
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