Pues ya llega la última entrega de esta pequeña odisea perpetrada en tierras vecinas:
Un nuevo día en la apacible localidad portuguesa y el mismo desayuno de siempre.
Tras esto la primera actividad consistió en analizamos el arbitraje del día anterior. A pesar de ser solo 10’ de partido, nos permitió localizar algunos vicios adquiridos y discutir varias jugadas interesantes. A reseñar el tema de la ventaja, donde el árbitro FIRA nos vino a decir que concedíamos ciertas ventajas que no iban a ningún sitio, especialmente cuando las infracciones son lejos de marca. Habrá que discutirlo más profundamente.
Además, durante el visionado pudimos comprobar un par de cosas:
- la mayoría de los anclajes, frente al empuje del rival, terminaban en un sellado del balón, o cuando menos en una situación peligrosa para los jugadores.
- los entrenadores portugueses son unos futboleros del copón.
Mientras nosotros desgranábamos el partido, los jugadores dedicaron la mañana a un entrenamiento conjunto que terminó con una relajante sesión de jacuzzi. Anda que viven mal.
En el albergue, para no romper las tradiciones, arroz con pollo de comida.
A la tarde, un nuevo entreno conjunto, que esta vez se dedicó a ejercicios lúdicos, y las finales del torneo FIRA, los juegos de rugby 10 que se habían venido desarrollando. A destacar la segunda parte del 3º-4º puesto, donde faltando 5 minutos para la finalización, hizo su aparición estelar Iñigo A. para recibir un soberano placaje de un cadete portugués. La participación de Bruno fue más corta pero también dio lugar a un grotesco quiebro del rival que acabó con él en el suelo.
Al finalizar los partidillos, reunión de entrega de diplomas acreditativos y tiempo libre en el pueblo que el cuerpo técnico, médicos y árbitros aprovechamos para conocer el bar de la plaza del pueblo. Sorprendente el precio, 24 euros incluyeron 34 botellines, ración de choricillo, ración de morcilla y tres bolsas de papas fritas. Con razón nos costó tanto agotar el fondo.
Al llegar al albergue, la misma cena, por lo cual, siguiendo la recomendación de los chavales, optamos telepizzear.
Momento inenarrable de la noche, los árbitros portugueses cantando a la limón con el francés, cuales tunos en plena ronda, intentando cautivar a la fisio, para al acabar la canción, regalarle una rosa mas seca que la mojama… “¡¡por Dios!!, regálale algo vivo que la chica lo merece”, fue el grito que se pudo escuchar desde el fondo de la barra.
Poco más, a dormir y a las 6.00 en pie para regresar a España en un viaje que se desarrolló sin mayores incidencias, así que no esperéis más entregas por que con esto se acabó la historia.
Para próximas ediciones, recomendable llevar provisiones de supervivencia y juegos nuevos en el móvil.
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