Recibimos segunda entrega de la crónica del viaje a Montevideo.
Viernes 6
Comenzábamos el viernes como debe ser, desayunando. En eso, sin queja del hotel. Buffet bien provisto.
Empezamos a saludar al personal que ha ido llegando, árbitros paraguayos, brasileños, ¡ese chileno! y la gran mayoría, argentinos y uruguayos, irán llegando a lo largo del día.
A media mañana, arrancamos hacia el Carrasco Polo Club... por primera vez en el fin de semana. Vamos al garaje para coger la furgoneta y, oh, sorpresa, es una pick up. Pensando que es para llevar las bolsas y que iríamos en otra, las echamos en la caja. Pero no; salvo dos que van delante, el resto arriba.
Pero, ¿esto no está prohibido?
Sí, pero nadie dice nada.
Tras una media hora de viaje llegamos al club. Supongo que es difícil de describir algo semejante, ya que en España un club así es desconocido: diez campos de hierba natural, uno de artificial para el hockey, el campo de polo, la pista de hípica, la casa club, la piscina... como aquí, vamos.
En fin, allí estamos y vamos al punto de encuentro que es... la parrilla. Allí está ya el grupo de cocineros preparando la parrilla y kilos y kilos de carne. Desde media mañana del viernes hasta la tarde del domingo no parará de salir comida y bebida. Sin descanso. Bueno sí, por la noche sí descansaban.
Nos van, bueno, me van, presentando a más gente, que Francisco ya conocía a casi todo el mundo y nos reparten la equipación para arbitrar. Pardal hubiera sido feliz: una camiseta roja, otra verde, pantalón blanco y medias rojo/verde.
Tras eso, nos imparten a los “extranjeros” (incluído Francisco) un clínic/entrenamiento para árbitros. Maldita la gracia que nos hacía pero bueno, ya que vas de invitado no vas a quejarte, y lo cierto es que resultó de bastante interés. Al término, comida y ya enseguida a preparar la jornada de la tarde. Esta consistía sólo en partidos de sub 14. Que aquí se juegan por supuesto a quince y en campo entero; con muy poquitas variaciones en el reglamento, básicamente que no se puede ayudar a saltar en el lateral y... ya. El resto, reglamento sub 19. Los partidos eran de dos tiempos de 15 minutos y tocamos a uno. Para abrir boca.
Con eso pasamos la tarde agradablemente y al término de la jornada, vuelta al hotel. Con otro “momento furgoneta”. Aquí lo de la limitación de ocupantes es, digamos, optativo. En una de nueve plazas empezamos a subir... y a subir... y a subir... no se si la cosa se paró en 10, 11 ó 12... más las bolsas de todos... y el equipaje de las chicas, que como mujeres que son, llevaban tres bolsas cada una, incluída una supermegamaletatamañofamiliar.
Pero, ¿esto no está prohibido?
Sí, pero nadie dice nada.
Así pues, regreso al hotel. Ducha y al rato, abajo... para volver al club. Vamos por el tercer viaje. El viernes por la noche se realizaba el “lanzamiento”, la presentación “oficial” del Torneo para todos los participantes, vamos; con cena, cervezas, ¡Fernet! (qué descubrimiento), música... y baile, mucho baile. Un coñazo, vamos. Mención especial para un viejo conocido: Federico “Enzo” Cosse, al que algunos recordaréis de su paso por Madrid durante una temporada: Dancing Queen.
Al término de la fiesta, algunos decidimos continuar tomando un refresco y nos dirigimos a un conocido local: Azabache. Como imagináis, el nombre lo dice todo. En cualquier caso, como al día siguiente la jornada era larga, a las 12’20 estábamos todos en el hotel.
Comenzábamos el viernes como debe ser, desayunando. En eso, sin queja del hotel. Buffet bien provisto.
Empezamos a saludar al personal que ha ido llegando, árbitros paraguayos, brasileños, ¡ese chileno! y la gran mayoría, argentinos y uruguayos, irán llegando a lo largo del día.
A media mañana, arrancamos hacia el Carrasco Polo Club... por primera vez en el fin de semana. Vamos al garaje para coger la furgoneta y, oh, sorpresa, es una pick up. Pensando que es para llevar las bolsas y que iríamos en otra, las echamos en la caja. Pero no; salvo dos que van delante, el resto arriba.
Pero, ¿esto no está prohibido?
Sí, pero nadie dice nada.
Tras una media hora de viaje llegamos al club. Supongo que es difícil de describir algo semejante, ya que en España un club así es desconocido: diez campos de hierba natural, uno de artificial para el hockey, el campo de polo, la pista de hípica, la casa club, la piscina... como aquí, vamos.
En fin, allí estamos y vamos al punto de encuentro que es... la parrilla. Allí está ya el grupo de cocineros preparando la parrilla y kilos y kilos de carne. Desde media mañana del viernes hasta la tarde del domingo no parará de salir comida y bebida. Sin descanso. Bueno sí, por la noche sí descansaban.
Nos van, bueno, me van, presentando a más gente, que Francisco ya conocía a casi todo el mundo y nos reparten la equipación para arbitrar. Pardal hubiera sido feliz: una camiseta roja, otra verde, pantalón blanco y medias rojo/verde.
Tras eso, nos imparten a los “extranjeros” (incluído Francisco) un clínic/entrenamiento para árbitros. Maldita la gracia que nos hacía pero bueno, ya que vas de invitado no vas a quejarte, y lo cierto es que resultó de bastante interés. Al término, comida y ya enseguida a preparar la jornada de la tarde. Esta consistía sólo en partidos de sub 14. Que aquí se juegan por supuesto a quince y en campo entero; con muy poquitas variaciones en el reglamento, básicamente que no se puede ayudar a saltar en el lateral y... ya. El resto, reglamento sub 19. Los partidos eran de dos tiempos de 15 minutos y tocamos a uno. Para abrir boca.
Con eso pasamos la tarde agradablemente y al término de la jornada, vuelta al hotel. Con otro “momento furgoneta”. Aquí lo de la limitación de ocupantes es, digamos, optativo. En una de nueve plazas empezamos a subir... y a subir... y a subir... no se si la cosa se paró en 10, 11 ó 12... más las bolsas de todos... y el equipaje de las chicas, que como mujeres que son, llevaban tres bolsas cada una, incluída una supermegamaletatamañofamiliar.
Pero, ¿esto no está prohibido?
Sí, pero nadie dice nada.
Así pues, regreso al hotel. Ducha y al rato, abajo... para volver al club. Vamos por el tercer viaje. El viernes por la noche se realizaba el “lanzamiento”, la presentación “oficial” del Torneo para todos los participantes, vamos; con cena, cervezas, ¡Fernet! (qué descubrimiento), música... y baile, mucho baile. Un coñazo, vamos. Mención especial para un viejo conocido: Federico “Enzo” Cosse, al que algunos recordaréis de su paso por Madrid durante una temporada: Dancing Queen.
Al término de la fiesta, algunos decidimos continuar tomando un refresco y nos dirigimos a un conocido local: Azabache. Como imagináis, el nombre lo dice todo. En cualquier caso, como al día siguiente la jornada era larga, a las 12’20 estábamos todos en el hotel.
1 comentario:
Fernet Branca, único, como la gente que lo bebe, jajajajajajajaja
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