Las Crónicas de Riddick









Tras la vuelta de vacaciones, recibimos otra crónica del Torneo de Córdoba, enviada por José Ignacio Fernández.
Después de ver la crónica de José Alberto, poco más queda por añadir... pero queda alguna cosa, así que, vamos con ello.
Si eres de los que te gusta el cine vietnamina o, como diría Adolfo, "las películas checoslovacas en las que todo el mundo sale llorando", no sabrás de lo que hablo cuando leas el título de ésta crónica. Pero si eres fan del embrutecedor cine comercial estadounidense, seguro que sí. En Las Crónicas de Riddick, el protagonista, encarnado con Vin Diesel, debe escapar de un infernal planeta volcánico en el que las temperaturas cuando salía el sol pueden freir a un cóndor en el aire mientras vuela. Pues más o menos ese era el calor que hacía en la maravillosa ciudad de Córdoba durante el Campeonato. Era sacar la mano de la sombra al sol y empezar a dolerte. Madre mía, qué calor. Y los locales venga a decir: "pues hoy está fresco". Con dos cojones.

En cualquier caso, ya que estábamos allí, no había más remedio que tirar "pa'lante", a pesar del calor y de la maravillosa comida. Joooooder. Comida para deportistas. Os juro que he "comido cosas que harían vomitar a una cabra", pero la comida de la Residencia era una cosa entre la del comedor del Cisneros y el Colegio Aristos. Tarazona, a su lado, Arzak. Lo de la cena del jueves, judías verdes y rollitos primavera todavía me tiene intrigado: ¿dónde se supone que están las proteínas?.
Sin embargo, del alojamiento no tengo queja. Apartamentos de dos habitaciones, con salón (perdón, SALONES), cocina, baño, aire acondicionado... para cada dos. Y en algunos, con mascota incluída. Se ve que Robin echaba de menos a su habitual "partenaire" y cuando baja el primer día va y nos cuenta que tenían en el apartamento... un murciélago. Parece que la percepción extrasensorial del murciélago captó las señales del joven Róbin y sintió que éste se encontraba como tristón y mohíno, por lo que decidió hacerle compañía. Robin dice que luego no le vio más, pero yo creo que se lo ha llevado a casa.
Otro tema bueno, del que J.A. ya ha dado algunos detalles es el de la organización. Como en Disneylandia el día que lo inauguraron, el jueves por la mañana no funcionaba nada. No había agua, ni actas, ni delegados, ni banderines... ni bocinas. El Pollo nos dijo que había intentado comprarlas pero que debido al éxito del fútbol estaban agotadas, así que, había traído... esto:

Sí, es la auténtica, la genuína Pollovuvuzela. Véase el detalle de la doble bocina, la batería de coche. Y no se ve el pulsador con cable incorporado. Prodigio de la técnica realizado por él mismo. Y no veas como suena. Acojona. Como para decir que no lo habías oído.

En fin, que con todos los elementos a nuestro alcance, nos pusimos manos a la obra y como ya ha dicho J.A., los partidos fueron saliendo, gracias o a pesar de nosotros mismos.
No puedo dejar pasar temas tan importantes como que J.A. fuera dos veces sancionado y las dos por el mismo motivo: perder el silbato... y las tarjetas.

O la "mochila" de Axel, en el más puro estilo de un compañero al que todos seguro identificáis. La foto habla por sí sóla.

En cualquier caso, el Torneo salió bien, ganó quien tenía que ganar y no rompimos nada. Bueno, Igotz casi se carga los palos, pero es que no es consciente de su fuerza y al apoyarse....












De todos modos, no debimos hacerlo tan mal, porque al final nos dejaron desfilar y todo, como en las plazas grandes.



2 comentarios:

Santi Ysart dijo...

Ja ja, grande la mochila bernaliana...
Y ese paseíllo abanderando una tarjeta roja, es oficial IRB?

José Ignacio dijo...

¿Bernaliana? ¿También?
Pues ya son dos.